Estanflación: el monstruo que acecha

La estanflación es el peor peligro que puede acechar a una economía. Mezcla una inflación elevada, con  un crecimiento bajo o negativo. Es un monstruo que destroza la economía de un país, y que está empezando a atrapar a España.

 

¿Qué es la inflación?

Es la subida de los precios en un país. Tiene como resultado el empobrecimiento generalizado de su población. Por ejemplo, en España la inflación acumulada de los últimos 12 meses es de un 7,4%. Eso quiere decir, que una persona que cobraba 1.000€ en marzo de 2021, ahora estaría cobrando el equivalente a 926€ (si no ha tenido ninguna subida), ya que con su sueldo no podría comprar las mismas cosas que hace un año, porque ahora son más caras.

 

¿Qué es un crecimiento bajo o negativo de la economía?

Es la situación en la que el producto interior bruto de un país es casi 0 o negativo. En esta situación las empresas tienen que tomar medidas para seguir siendo rentables y evitar su desaparición. Estas medidas son el ajuste de plantillas (despidos), o la bajada de salarios. En empresas pequeñas o autónomos, si no se factura lo suficiente, no se pueden acometer los gastos fijos y tienen que terminar la actividad comercial, y cerrar el negocio.

 

¿Cómo un gobierno puede combatir la inflación?

La manera de hacerlo, es enfriar la economía. Esto es, subir tipos de interés para que haya menos dinero en circulación,  reducir el gasto público para que haya más oferta que demanda en el mercado, y la subida de impuestos para disuadir el consumo. En el momento en el que la oferta supere significativamente a la demanda, los precios bajarán.

 

¿Cómo un gobierno puede combatir el decrecimiento económico?

Básicamente, ayudando a las empresas a que sus productos sean más competitivos en el mercado. Esto es, bajando impuestos, bajando los tipos de interés para hacer mas atractivo a los consumidores comprar los productos, y a los productores a adquirir materias primas e infraestructura, y aumentando el gasto público para reactivar el consumo.

 

Te has dado cuenta tú también ¿no?

Estas medidas son contrarias. Lo que es bueno para la inflación es malo para el decrecimiento económico y al revés. Entonces, ¿qué puede hacerse en una situación en la que ambas situaciones coexistan? La respuesta es complicada, si la hay.

 

¿Por qué España?

En España estamos sufriendo un encarecimiento de la energía hasta unos valores nunca vistos. El coste de la electricidad se ha multiplicado por 5 en los últimos 3 años, y el carburante ha subido un 25% en el mismo periodo. La energía tiene un peso muy importante en el IPC, por lo que tira de él hacia arriba con fuerza.

Por si esto fuera poco, la energía es un coste de producción de otros muchos productos de primera necesidad que también pesan en el IPC, por lo que un único factor, provoca el encarecimiento de la mayoría de los productos de consumo.

Todo ello se une a una situación de pandemia, en la que España ha gestionado pésimamente la recuperación. Mientras que otros países de nuestro entorno han facilitado a las empresas la reactivación de su actividad con ayudas a fondo perdido, en España se han seguido recaudando los impuestos de igual manera que si no hubiese habido pandemia. Esto ha provocado que más de 200.000 empresas y más de 300.000 autónomos hayan tenido que echar el cierre, y que a día de hoy todavía haya más de 100.000 personas en ERTE (con empleo suspendido).

A todo esto, el gobierno de España no parece prestarle mucha atención. Cuanto más alto sea el IPC más IVA se recauda. Y cuanto más alto estén los costes de la energía, más se llenan las arcas del Estado. Arcas que por otro lado no tardan en vaciarse debido a las subidas de las pensiones para amortiguar el IPC (aunque nunca llegan a equipararlo) y para satisfacer la agenda social-comunista de gasto descontrolado.

 

¿Por qué es tan peligrosa la estanflación?

Porque es muy difícil combatirla, como ya hemos visto antes. Por ello, el país que entra en estanflación sufrirá las consecuencias de la inflación (empobrecimiento de la población, pérdida de competitividad…) y del decrecimiento económico (aumento de desempleo, mayor peso de la deuda sobre el PIB, cierre de empresas,…) sin que el gobierno pueda tomar unas medidas efectivas y rápidas para remediarlo.

En el caso particular de España, las medidas que habría que tomar para atajar la causa de la inflación, como serían la sustitución del gas y el petroleo por otras fuentes como la energía nuclear, van contra la línea de flotación de la agenda progresista, que trata de eliminarla. No se presta atención a que parte de la energía que se importa de Francia está generada en centrales nucleares, ya que nuestros vecinos son un poco menos escrupulosos a la hora de producirla.

Y en el caso de la recuperación económica, tres cuartos de lo mismo. En vez de hacer un plan de ayudas para favorecer a las empresas (y especialmente a los autónomos, que son el núcleo empresarial de España), el actual gobierno está centrado en aumentar los impuestos a esos últimos. Pero estas medidas, lejos de aumentar la recaudación, lo que provocarán es un aumento de la economía sumergida, y del fraude fiscal, con lo que adicionalmente a todos los problemas de la estanflación, la deuda pública seguirá aumentando.

Futuro idílico. Mejor no contar las consecuencias para que esto no parezca una historia de terror.



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