Grafeno en las vacunas COVID

«Grafeno en las vacunas de COVID y 5G. Una mezcla letal que acabará con toda la población de España en menos de 10 años. »

Hoy cuando sacaba al perro me he cruzado con mi vecino conspiracionista.

Yo no me vacuno. No voy a meterme la mierda que me dice la élite que me tengo que meter para no contagiarme. Todavía no ha visto nadie el virus del COVID. Es todo mentira. Ahora te dicen que te tienes que vacunar y luego te dicen que ha aparecido otra variante que resiste a la vacuna que te han puesto. Y así te tienes que vacunar otra vez. ¿Sabías que la vacuna tiene grafeno? Pues eso con el 5G va a acabar con la población del planeta. ¿No ves que no quieren que haya mas de 500 millones de personas? Sobramos muchos. Esto es igual que lo del volcán. Eso lo han hecho con el HARP.

Podéis imaginar mi cara mientras le escuchaba. Por supuesto no he entrado a debatir con él, más que nada por piedad para con mi perro. Hacía frío.

Pero veamos de donde proviene este bulo del grafeno en las vacunas COVID.

Muchos hacen referencia a un estudio preliminar realizado por un profesor de la Universidad de Almería, Pablo Campra, que afirmaba en junio de 2021 que había encontrado óxido de grafeno en el interior de un vial de la vacuna de Pfizer.

La Universidad inmediatamente se desligó de esta afirmación con un comunicado oficial:

https://twitter.com/ualmeria/status/1410884237377560579

Pero lejos de retractarse, el profesor Pablo Campra ha publicado este mes un nuevo estudio (esta vez definitivo) en el que confirma sus hallazgos.

CONCLUSIONES
Se ha realizado un muestreo aleatorio de viales de vacunas COVID19 mediante técnica
acoplada micro-RAMAN para caracterizar objetos microscópicos con apariencia
grafénica mediante señales espectroscópicas características de la estructura molecular.
La técnica micro-RAMAN permite reforzar el nivel de confianza en la identificación del
material mediante el acoplamiento de imágenes y análisis espectral como evidencias
observacionales que deben considerarse conjuntamente.
Se han detectado objetos cuyas señales RAMAN por similitud con el patrón
inequívocamente corresponden con OXIDO DE GRAFENO REDUCIDO.
Otro grupo de objetos presentan señales espectrales variables compatibles con
derivados de grafeno, por la presencia mayoritaria de señales RAMAN específicas
(banda G) asignado a la estructura aromática de dicho material, en conjunción con su
apariencia visible.
La investigación sigue abierta para su continuación, contraste y replicación. Ulteriores
análisis con la técnica descrita u otras complementarias basadas en muestreos
significativos permitirían evaluar con significación estadística adecuada el nivel de
presencia de materiales grafénicos en estos fármacos, así como su caracterización
química y estructural detallada.

Pero Pfizer ha declarado que sus vacunas no contienen ese material, y tampoco figura en el prospecto de ninguna de las vacunas COVID-19 ampliamente disponibles en todo el mundo.

Ante estos hechos, solo caben dos opciones. El profesor de la Universidad de Almería se ha equivocado en su método o procedimiento, llegando a una conclusión errónea, o las farmacéuticas nos están mintiendo, y están incluyendo estas sustancias a escondidas. Aaaaaah cómo nos gusta esa frase: «las farmacéuticas nos están mintiendo».

Pongámonos en el caso de que Pfizer, Moderna, etc. no nos dicen la verdad. Si quieren poner una sustancia tóxica en las vacunas que extermine a la población ¿pondrían grafeno, u óxido de grafeno?

El grafeno y el óxido de grafeno son biodegradables y aunque no hay estudios categóricos al respecto, no son perjudiciales para el organismo. ¿No sería mejor meter un material más tóxico para obtener resultados inmediatos?

Poniéndonos en el otro lado, es posible que las muestras utilizadas por Pablo Campra estuviesen contaminadas, o que él mismo las haya tratado con mala praxis. Para descartar estos puntos, otros científicos deberían repetir esos mismos análisis y contrastar sus resultados.

Pero la cosa viene de antes. El Dr. José Luis Sevillano, que al parecer ejerce como médico en Tanus, una localidad al sur de Francia, confesó en una entrevista a Madrid Market (una web que recomienda dióxido de cloro contra la COVID), que él se puso en contacto con Pablo Campra para ver si podía investigar si las vacunas llevaban grafeno, y Pablo fue el único que aceptó. Es decir, la investigación de Campra ya iba dirigida.

 

 

José Luis, aparte de pertenecer a una página web conspiracionista (La Quinta Columna), hace unas afirmaciones realmente extrañas en esta entrevista, como que

los brazos de los vacunados se quedan magnetizados, que imanes se quedan pegados al brazo donde se ha hecho el pinchazo, que las partículas microscópicas de grafeno provocan trombos, que los deportistas vacunados sufren problemas cardíacos, que todo el mundo está colaborando en un asesinato de masas,  que la gente que enferma y muere son gente vacunada que está cerca de antenas de telefonía.

Ena vez que tienes esta sustancia en el cuerpo, «ellos» (la élite, se supone) controlan por medio de las señales de radiofrecuencia la aparición de nuevas olas de muertos, y dirán que se trata de nuevas variantes. Los que tengan las 3 dosis de vacuna + la de la gripe, cuando abran antenas tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir. Esto ya no es un engaño, es un asesinato de masas.

Según José Luis, todos los médicos saben esto, pero callan, porque cobran del sistema, y quieren seguir haciéndolo.

Y yo, que soy muy mal pensado, me pregunto: ¿quién  le envió las muestras de vacunas a Pablo Campra? Que yo sepa, no puedes pedirle a la enfermera que te de una muestra para analizarla en casa. ¿No se la habrá enviado el propio José Luis Sevillano? Y si es así, ¿quién garantiza que las muestras no las adulteró él mismo?

En cualquier caso, estas afirmaciones no pasan el más leve filtro de sentido común. Si las muestras que analizó Pablo Campra tenían alguna partícula de óxido de grafeno, es imposible que un imán se quede pegado al brazo. No pasaría eso ni aunque  hubiesen inyectado micropartículas de neodimio, con un poder magnético muy elevado, cuanto menos el óxido de grafeno que es diamagnético.

Como ya dije antes, el grafeno es biodegradable, por lo que si por una remota casualidad, es cierto que las vacunas llevasen algunas partículas de este material, se eliminarían del cuerpo en un plazo corto de tiempo. Y ni mucho menos una cantidad tan pequeña puede provocar ningún efecto negativo ni por sí mismo ni combinado con señales electromagnéticas.

Os dejo aquí esta entrevista, en la que ambos, Sevillano y Campra intervienen en una entrevista de la quinta columna, y recuerden el refranero español «quien a un loco se da, perdido está».

 



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