¿Barro en las ruedas del Curiosity?

Las imágenes tomadas por la Mastcam del rover Curiosity entre los soles 528 a 532, muestran unas extrañas adherencias de sustrato entre las hendiduras de las ruedas. ¿Se trata de barro? Y si es así, ¿hay agua líquida en Marte?

En relación a la pregunta de si hay agua en Marte, la respuesta es sí, la hay. Pero que haya agua líquida ya es más complicado.

En la temporada más calurosa en Marte, se pueden llegar a alcanzar los 20ºC en la zona del ecuador. Podríamos pensar, que en estas circunstancias, el hielo atrapado en el subsuelo podría derretirse e incluso formar charcos. Pero en el planeta rojo las cosas no funcionan así. La presión media en la superficie de Marte es de 600 Pa (0,0059 Atmósferas), lo que provoca que el comportamiento del agua sea distinto al que estamos acostumbrados a ver en la Tierra. A esa presión, el agua en estado sólido pasa directamente a estado gaseoso (línea azul del gráfico de abajo). Cuando aumenta la temperatura, el agua pasa directamente a la atmósfera, donde se encuentra en forma de vapor en un 0,01%.

El tema de la presencia de agua en Marte, y que ésto se nos esté ocultando por NASA no es algo nuevo. También se dijo en 1969 cuando Neil Armstrong pisó por primera vez la Luna y dejó su huella marcada. En aquel momento, los negacionistas del viaje a la Luna se preguntaban cómo era posible que hubiese quedado impresa la huella de la bota de Armstrong tan nítidamente en la superficie, si la arena de nuestro satélite está absolutamente seca. Haciendo una analogía, si pisas en arena del desierto (lo más seco imaginable en la Tierra), la huella se desmoronaría al instante.

Nuevamente estamos trasladando el comportamiento de las sustancias en la Tierra, con las condiciones físicas presentes en nuestro planeta, a otro escenario completamente distinto, en el que estas condiciones cambian.

La arena seca es un fluido. Podemos ver cómo cae en un reloj de arena, igual que caería un líquido por un embudo. Pero al llegar al recipiente inferior, no se comporta como tal. En vez de mostrar una superficie horizontal, forma una montañita, algo que no ocurre en un líquido. Esto es porque los granos de arena tienen cohesión muy débil entre sí, y la gravedad tira de ellos hacia abajo y se reorganizan hasta que las fuerzas se equilibran. Si mojamos esa arena, la cohesión entre los granos es mayor, por efecto de la capilaridad del agua, lo que evita que los granos rueden hacia abajo e incluso tengan consistencia suficiente como para hacer un castillo, como en la playa.

Pero en la Luna, una vez más, las condiciones son distintas. La gravedad es un sexto la de la Tierra, por lo que el equilibrio está mucho más balanceado hacia la fuerza de cohesión de los granos de arena. Y además el regolito o polvo lunar es tan fino como el polvo de talco, lo que facilita que la marca de la huella se mantenga al compactarlo con la pisada del astronauta.

En relación al presunto barro de las ruedas del Curiosity, es difícil de explicar. De hecho no he encontrado ninguna explicación oficial y rigurosa. Me inclino a pensar que el rover podría haber pasado por una zona con percloratos de sodio o magnesio, que actúan como anticongelante del agua permitiendo que esté presente en la superficie en estado líquido, incluso en las condiciones de presión y temperatura de Marte. Algo así se detectó en la zona del aterrizaje de la misión Phoenix, sorprendiendo a los científicos. Estos compuestos son raros en la Tierra y se encuentran principalmente en ambientes extremadamente áridos como el desierto de Atacama en Chile.

  • Sin campo magnético lo veo complicado. Pueden derretir todo el hielo de los polos para aumentar la densidad de la atmósfera, pero el viento solar acabaría soplandola y haciéndola desaparecer de nuevo.

  • lamentira dijo:

    Sin campo magnético lo veo complicado. Pueden derretir todo el hielo de los polos para aumentar la densidad de la atmósfera, pero el viento solar acabaría soplandola y haciéndola desaparecer de nuevo.

    Había un proyecto de terraformación que incluía un satélite gigante pero de muy poca masa en el punto L1 del sistema Marte/Sol, con el objeto de generar un dipolo gigante que a su vez generara una magnetosfera artificial que protegiera el planeta del nocivo viento solar.

    https://www.extremetech.com/extreme/245369-nasa-proposes-building-artificial-magnetic-field-restore-mars-atmosphere

  • De todos modos, digo yo, que el concepto este de «terraformación» siguen siendo palabras más que mayores a día de hoy.

    Y si no, díganme si no es curioso todo el embarramiento que nos traemos, aquí abajo en la Tierra misma. Discutiendo sobre si sí o si no estamos alterando la atmósfera y el clima de maneras más o menos irreversibles; más o menos perjudiciales para nosotros mismos; más o menos «intencionadas», incluso, en según qué casos…

    Como para que luego, cuando hablamos de otro planeta, sin las más mínimas condiciones iniciales de habitabilidad para nosotros, lo arreglemos (aunque sólo sea en teoría) así de rápido:

    «Pues bueno. ¡Pues vamos y lo «terraformamos!». (En base a uno u otro proyecto, claro, que eso ya se vería en su momento).

    Es que, antes de llegar ahí, aún estamos peleando aquí abajo por el tema de que si la Tierra misma (que obviamente, y por definición, no habría de necesitar «terraformación» alguna) necesita, o no, o más, o menos, de tal o cual cura, rehabilitación, desagravio, o cualquier otro tipo de esfuerzo por nuestra parte para retornarle o preservarle tales o cuales condiciones vitales (las que sea).

    No nos aclaramos entre nosotros para con lo que pueda necesitar, o no, nuestro propio planeta, y ya vamos de «sobraos» con la idea de alterar la naturaleza toda de otro planeta entero (aunque sea más pequeñito) para transformarlo en un supuesto e inmaculado «domo geodésico» integral y a donde poder ir de vacaciones, como quien dice…

    Bueno: Si me saben obviar ustedes los puntos de mayor exageración irónica, confío me entenderán en la contradicción básica que he querido expresar.

    Saludos.

  • Alexis dijo:

    De todos modos, digo yo, que el concepto este de «terraformación» siguen siendo palabras más que mayores a día de hoy.

    Y si no, díganme si no es curioso todo el embarramiento que nos traemos, aquí abajo en la Tierra misma. Discutiendo sobre si sí o si no estamos alterando la atmósfera y el clima de maneras más o menos irreversibles; más o menos perjudiciales para nosotros mismos; más o menos «intencionadas», incluso, en según qué casos…

    Como para que luego, cuando hablamos de otro planeta, sin las más mínimas condiciones iniciales de habitabilidad para nosotros, lo arreglemos (aunque sólo sea en teoría) así de rápido:

    «Pues bueno. ¡Pues vamos y lo «terraformamos!». (En base a uno u otro proyecto, claro, que eso ya se vería en su momento).

    Es que, antes de llegar ahí, aún estamos peleando aquí abajo por el tema de que si la Tierra misma (que obviamente, y por definición, no habría de necesitar «terraformación» alguna) necesita, o no, o más, o menos, de tal o cual cura, rehabilitación, desagravio, o cualquier otro tipo de esfuerzo por nuestra parte para retornarle o preservarle tales o cuales condiciones vitales (las que sea).

    No nos aclaramos entre nosotros para con lo que pueda necesitar, o no, nuestro propio planeta, y ya vamos de «sobraos» con la idea de alterar la naturaleza toda de otro planeta entero (aunque sea más pequeñito) para transformarlo en un supuesto e inmaculado «domo geodésico» integral y a donde poder ir de vacaciones, como quien dice…

    Bueno: Si me saben obviar ustedes los puntos de mayor exageración irónica, confío me entenderán en la contradicción básica que he querido expresar.

    Saludos.

    Pero la idea es terraformarlo, para después echarlo a perder como corresponde… que poca visión tenés



\Incluya

Puedes seguir las respuestas a esta entrada por RSS 2.0 feed.