Luces y sombras de la vacuna de Pfizer

El pasado día 9 la farmacéutica Pfizer anunció al mundo los resultados preliminares de las pruebas de la Fase 3, en la que está su vacuna contra el virus de la COVID-19: un 90% de éxito. Estos resultados sorprendieron hasta a los expertos.

Ninguna vacuna suele llegar a esos porcentajes de eficacia, pero en la nota de prensa de Pfizer se dejaba bien claro:

La división de casos entre los individuos vacunados y los que recibieron el placebo indica una tasa de eficacia de la vacuna superior al 90% 7 días después de la segunda dosis. Esto significa que la protección se logra 28 días después del inicio de la vacunación, que consiste en un esquema de 2 dosis. A medida que continúa el estudio, el porcentaje de eficacia final de la vacuna puede variar. El DMC (Data Monitoring Committee, un organismo externo e independiente) no ha informado de ningún problema de seguridad serio y recomienda que el estudio continúe recopilando datos adicionales de seguridad y eficacia según lo planeado. Los datos se discutirán con las autoridades reguladoras de todo el mundo.

La nota de prensa desató la euforia en las bolsas mundiales, produciendo una espectacular subida de los valores. Acciones de empresas tan golpeadas por la pandemia como las turísticas, recuperaron parte de su valor en unas horas.

Los datos de la nota de prensa de Pfizer se han calculado a partir de una población total de 44.000 voluntarios que participaron en las pruebas de Fase 3. De ellos, la mitad no recibió la vacuna sino un placebo. Después de inocularles la vacuna (o el placebo), el DMC está vigilando qué porcentaje de voluntarios se contagia o no de COVID-19, y analiza si estos enfermos recibieron la vacuna o el placebo. Pero el procedimiento del DMC para detectar si un voluntario está infectado es que presente síntomas, lo cual dificulta mucho el poder afirmar con certeza si se está realmente infectado o no. El total de contagiados reportados por el DMC era de 94, un número bastante reducido que no puede llevar a ninguna conclusión definitiva.

Si a esto le unimos que ese mismo día el Dr. Albert Bourla, presidente y director ejecutivo de Pfizer, puso en venta el 62% de sus acciones de la compañía tras llegar éstas a su máximo valor tras el anuncio, el sentimiento de escepticismo se hace más fuerte.

Puede que todo haya sido un intento de aprovechar el momento para publicar unos datos del DMC que resultaban muy favorables para Pfizer y de esta manera, por un lado a monetizar las stock options, y por otro posicionarse por delante de la competencia para acaparar la reserva de dosis por parte de los gobiernos.

Recordemos que de la carrera en la que participan 10 compañías por obtener la mejor vacuna contra la COVID-19, solo hay 2 que utilicen la novedosa técnica de ARN mensajero, que son la de Pfizer y la de Moderna. La pega que tiene esta técnica es que necesita que la vacuna se mantenga a una temperatura extremadamente fría: -70ºC. Esto introduce enormes dificultades, por una lado para transportar la vacuna y por otro para almacenarla. La población de entornos rurales tendrá mucha más dificultad en acceder a esta vacuna que la que viva en grandes ciudades. Aunque, para ser honestos, son los habitantes de las grandes ciudades los que tienen más facilidad para contagiarse de este virus.

En esta misma dirección se pronunció también la OMS:

Ningún sistema de salud en el Caribe, en América del Sur, en los Estados Unidos, en Europa están listos para manejar estas vacunas porque para ello se necesita tener un almacenamiento a -70ºC. Si los países van a utilizar esas vacunas tendrán que prepararse. Las otras ocho vacunas que están en fase 3 sí se pueden manejar en las cadenas de frío que encontramos hoy en cualquier país.

Vista la fuerte relación que hay hoy en día entre la OMS y China, no sería de extrañar que estas afirmaciones también estén sesgadas para favorecer a la vacuna de la farmacéutica china CanSino Biologics, que en vez de usar ARNm está basada en un adenovirus llamado Ad5. Recordemos que la financiación de la OMS que inicialmente era un 50% por parte de los estados miembros, y un 50% de aportaciones terceras, está variando en favor de los segundos. Esto provoca que pueda estar más influenciada por intereses de intereses económicos que por el interés general de los organismos de salud de los estados. De hecho, China se aseguró que la OMS estuviese dirigida por el etíope Tedros Adhanom tras la salida de la china Margaret Chan de la presidencia. China es el principal inversor en la economía etíope, que está en cifras de crecimiento de 2 dígitos gracias a ello.

Como conclusión, me atrevería a pedir a los que lean esta entrada, que no sobreactúen con estas publicaciones interesadas de uno y otro lado. La pandemia va a durar y tenemos que continuar siendo prudentes. La vacuna llegará cuando llegue (aunque seguramente será más tarde de lo que nos gustaría) y tendrá una efectividad menor de la que esperamos. Pero saldremos de esta. Eso seguro.

  • Mescalero dijo:

    @ Doc Halliday:

    Pero es de la misma familia si o no?

    Se transmitió al ser humano de un animal por una mutación? De ser así por que no se le llama covid wuhan o covid chino?

    Gripe aviar??? Este debería ser neumonía murciélago para no enfadar a los chinos?

    A ver, señor autocomplaciente: usted le dice «enfermedad africana» al Zika, el Dengue, o el Chikunguña? No, verdad? Y a la sífilis tampoco le dice «enfermedad europea», a pesar de que se originó allí, lo mismo que la tuberculosis, y luego fue esparcida por todo el mundo por los «colonizadores».

    Córtela un poco con las estupideces, y haga foco en lo importante hombre… A ver si crece de una vez…

  • Mescalero dijo:

    @ Luiggi:

    Pues verás… Mente progre

    El nombre del zika proviene por su origen en el bosque de zika, el dengue del suajili, la sífilis se llamaba enfermedad francesa y Fracastoro creó el nuevo nombre de la enfermedad, y lo incluyó en su libro de medicina De contagionibus (‘Sobre las enfermedades contagiosas’, Venecia, 1584
    Y la tuberculosis se conocía como tisis, plaga blanca, de los bohemios. Por el aspecto de sus pacientes, pálidos, delgados, melancólicos y espectrales. Su actual nombre data de la época moderna
    Bosque de zica, enfermedad francesa, enfermedad de los bohemios, enfermedad suajili…

    Como ves los zurdos ni tenéis ni queréis tener medio cerebro

    Bueno, y por qué no se averigua usted cómo le dicen al COVID en China, y nos quedamos todos contentos? Lo mismo que con el SARS. Vaya, haga los deberes y después volvemos.

  • Mescalero dijo:

    De verdad, no me extraña que nos coman los chinos.
    Aunque por otra parte puede ser nos hasta bueno, puede que sean los que nos libren del progreglobalismo.
    Son completamente capitalistas en lo económico y ultraconservadores en lo social y ninguna gran multinacional quiere enfrentarse a su modelo pues todas quieren pescar en su gigantesco mercado

    Los que gustan de definir a China como un país comunista en general son los liberotarios. En todo caso es una autocracia, dónde una elite vive a costa del común del pueblo, con sueldos de nada, produciendo los bienes que el occidente necesita.

  • La orden de monjes Escepticiana vivía en paz y armonía en su convento consagrado a la búsqueda del conocimiento.

    Este conocimiento común pretendido impelía a que no bastase con que uno supiese algo: era preciso saber que alguien más lo supiese…

    El hermano Mescalerus, que gustaba de experimentar con pociones de diversas hierbas alucinógenas, ganándose el respeto de parte de la congregación en sus particulares y exclusivas experimentaciones, era secundado por el hermano Lorenzus, nombre impuesto por el abad en su toma de votos dado el resplandeciente Sol que brillaba aquel día siendo además alegórico a la iluminación que propiciaba su afán divulgador de los conocimientos que allí, ignotos para la mayoría hasta el momento, se descubrían.

    Una noche, se encontraban ambos plácidamente dormidos en su celda, cuando el hermano Truculentus, conocido así por la lentitud con que el conocimiento de aquellas verdades absolutas hacían presa en su embotada cabezota, además de por el mal gusto que sus continuas bromas causaban en la congregación, volvió a las andadas y quiso comprobar hasta que punto estos conocimientos podían llegar a considerarse comunes, impelido por su propio afán de conocimiento.

    Se acercó a ellos sigilosamente y les pintó una cruz gamada en sus rasuradas cabezas con un rotulador indeleble.

    Al despertarse, el hermano Mescalerus y Lorenzus se miraron y advirtieron tales manchas, pero al ser muy educados, sin saber que ambos estaban pintados, no dijeron nada.

    Al verlos de tal guisa, el maese Gaticus, distinguido por su agudeza felina, no pudo reprimir la risa, que pronto se convirtió en carcajada, hasta ser inquirido por los hermanos. Guardó la compustura, y tan solo añadió, pues era su costumbre intentar afilar la mente de sus interlocutores con cuestiones lógicas..: “Al menos uno de vosotros tiene una cruz gamada pintada en la cabeza”, y se retiró.

    Por supuesto, los dos monjes sabían esto, pero entonces Lorenzus empezó a pensar… “Yo sé que Mescalerus tiene una mancha, pero él no sabe que…¡cielos!, ¿tengo yo una mancha en la cabeza?…bien…supongamos que yo no tengo una mancha en el gerolo. Entonces Mescalerus podría ver que yo no tengo una mancha en la cabeza, e inmediatamente deduciría de lo que dijo Gaticus que yo tengo una mancha en la cabeza …pero…no ha manifestado ningún signo de vergüenza…¡leches!, eso significa que yo también debo tener manchada la cocorota” En este momento, tanto Mescalerus y Lorenzus comienzan a ruborizarse al mismo instante y por mismas causas.

    Sin el comentario de Gaticus, no se habrían llevado a cabo estas deducciones, pese a que ambos ya sabían que el otro estaba manchado…este era ahora, un conocimiento compartido por ambos. El maese Gaticus siempre pensaba en pro de la comunidad.

    Más sus intentos a veces resultaban infructuosos, y avergonzados los hermanos, bruzo en mano, sacaron de nuevo brillo a lo que portaban sobre sus hombros, y, exhaustos, volvieron a dormir, esta vez con la compañía añadida del hermano Mikeliusperezosus, pues había tardado 11 años en aprender a leer la toma de votos, quizás debido a su curiosidad científica y acudir iteradamente a las experimentaciones en la celda de Mescalerus.

    Truculentus, que ya había comprobado la noche anterior como algo que alguien sabía podía hacerse conocimiento común, quiso volver a experimentar lo mismo pero para el caso de tres personas, y de igual modo que la noche anterior, alevosa y sigilosamente volvió a pintar los ya desgastados cráneos de Mescalerus y Lorenzus, además del de Mikeliusperezosus.
    Amanece, y se miran entre todos, advirtiendo de nuevo las pintadas, pero como eran todos muy educados, ninguno le dijo nada a ninguno de os demás.

    De nuevo el maese Gaticus al verlos, tan solo dijo: “Al menos uno de vosotros tiene una cruz gamada pintada en la cabeza”

    La cosa empezaba a complicarse, pero el maese confiaba en la excelente lógica de la que sus tres hermanos eran portadores.

    La mente de Lorenzus se pone en marcha y piensa lo siguiente: “Supongamos que yo no tengo una mancha pintada. Entonces Mescalerus ve una mancha en Mikeliusperezosus, pero no la aprecia en mí, y puede preguntarse si él tiene una mancha. Y puede entonces razonar de esta forma: “Si yo, Mescalerus, no tengo una mancha, entonces Mikeliusperezosus ve que ni Mescalerus ni Lorenzus la poseen, puede deducir inmediatamente que él mismo tiene una mancha. Puesto que Mikeliusperezosus es un lógico excelente, y ha tenido mucho tiempo para deducir esto, pero sigue sin sentirse avergonzado, entonces yo, Mescalerus, debo tener una mancha.” Ahora bien, puesto que Mescalerus es también un lógico excelente, y ha tenido mucho tiempo para deducir esto, pero sigue sin sentirse avergonzado, entonces se sigue que de hecho yo, Lorenzus, ¡si tengo una mancha!”

    En este momento, Lorenzus se comenzó a sonrojar avergonzado, al igual que las coloradas caras de Mescalerus y Mikeliusperezosus adviertían, pues había seguido líneas de razonamiento similares.

    Truculentus había plantado la semilla de un acertijo lógico, conocidos en lógica matemática como de “Conocimiento común”, en la que todos ellos se basan en el mismo mecanismo. No es el contenido del enunciado lo que importa, es el hecho de que todos los demás lo saben. Una vez que el hecho se ha convertido en conocimiento común, en principio sería posible razonar sobre las respuestas al mismo con otras personas…pero a pesar de ello, el hermano Truculentus seguía, a pesar de sus experimentaciones, sin ver resultados satisfactorios, pues, aunque el anuncio de un hecho que era evidente para todo el mundo, sin embargo, cuando empezaba a analizar lo que estaba pasando se hacía claro que el anuncio transmitía nueva información. La informalidad del lenguaje, tan a menudo útil, oscurecía lo que realmente sucedía.

    Decidió entonces dar un gran y audaz golpe, y decidió pintar una mancha en todas y cada una de las cabezas del monasterio que pudiese. Tras la ajetreada noche, y unos cuantos botes de pintura, consiguiendo pintar nada menos que la cantidad de 88 coronillas, todos ellos excelentes en el uso de la lógica, e igualmente rápidos en dicho uso, (a excepción Mikeliusperezosus, que además ni siquiera se había molestado en limpiar la mancha anterior), y consiguió además convencer al maese Gaticus para que reuniese a todos en el claustro del monasterio, advirtiendo además, ya que todos tenían igual capacidad de pensamiento lógico, que “Cada diez minutos haré sonar una campanada. Esto os dará el tiempo suficiente para llevar a cabo el razonamiento lógico necesario. Inmediatamente después de que yo haga sonar la campana, todos aquellos que puedan deducir que tienen la cabeza manchada deberán levantar la mano”. Con excelentes vistas desde el campanario, espera diez minutos en silencio, hasta que el tañido se hace notar…pero nada sucede…”¡Oh!, si, estúpid* de mí, olvidé algo. Aquí hay un elemento extra de información: “Al menos uno de vosotros tiene una mancha”, clama. Ahora, nada sucede durante 87 campanadas, y luego, todos los monjes levantan la mano al unísono en la octogésimo octava campanada.

    Y Truculentus pudo al fin saber como funcionaba la lógica en todo esto: el monje 88, pudo ver que los otros 87 tenían manchas, y pensó: “Si yo no tengo mancha alguna, entonces los otros 87 lo saben. Eso me deja completamente al margen del cálculo. Así que ellos estarán haciendo cualquier tipo de deducciones que uno haría con 87 monjes, siempre que yo no tenga una mancha. Si he desentrañado correctamente la lógica de mis 87 hermanos, entonces después de 87 campanadas todos ellos levantarán la mano” El espera a la campanada 87 y nada sucede, y entonces induce: “¡Ah!, entonces mi hipótesis era falsa, luego yo debo tener una mancha!”

    Al final, nada importó que Mikeliusperezosus se quedase en su catre en lugar de ir a la congregación, pues aún así habría pasado exactamente lo mismo, ya fuesen 88, u 89 los invitados. Solo le habrían hecho perder más tiempo a Gaticus en su afán de espolear mentes.

  • Ustedes dirán lo que quieran, pero esta claro que este «embarramiento» conceptual e ideario, está plagado de victorias enanas, pero al fin y al cabo victorias.., del sector oficilista en cualquiera de sus hilos. No tiene sentido seguir insistiendo en discusiones pirricas con populistas de extrema derecha, salvo para ahondar en el «suicidio» del ideal esceptico, si es que ha existido alguna vez.., en que ha conducido Lorenzo a éste blog.

    Mientras, en el mundo exterior..,los ingleses, con el «culo rojo» de los azotes recibidos por el Brexit, tiran de rabieta victoriana o de nueva reforma anglicana, dejando sin vacunas contractualizadas a sus ex-socios europeos y las venden al mejor postor, dando a sus empresas esa «patente de corso» que tantos reditos les ha dado en tiempos pasados.

  • Disculpen que me cite, pero he de enmendar algo:

    Tru dijo:

    Por supuesto, los dos monjes sabían esto, pero entonces Lorenzus empezó a pensar… “Yo sé que Mescalerus tiene una mancha, pero él no sabe que…¡cielos!, ¿tengo yo una mancha en la cabeza?…bien…supongamos que yo no tengo una mancha en el gerolo. Entonces Mescalerus podría ver que yo no tengo una mancha en la cabeza, e inmediatamente deduciría de lo que dijo Gaticus que yo tengo una mancha en la cabeza …pero…no ha manifestado ningún signo de vergüenza…¡leches!, eso significa que yo también debo tener manchada la cocorota” En este momento, tanto Mescalerus y Lorenzus comienzan a ruborizarse al mismo instante y por mismas causas.

    Donde dice yo (en negritas) debe decir él…el tiene una…eso.

    :saludo:

  • @ Doc Halliday:

    Lo digo, mas que otra cosa.., porque tales situaciones no llevan ya, ni siquiera.., a una débil reflexión politica o social de un acontecimiento en, desagraciadamente, creciente desarrollo y, en cambio, conducen, por tu parte, a un comportamiento que se aproxima mucho a lo podriamos denominar como «maltrato animal»

    Saludos,

  • @ Doc Halliday:

    Imagino que si alguien debiera hacer una reflexión al respecto de esas cosas de progres como el «maltrato animal», ese debía ser Lampuzo, que creo siempre ha mantenido con la máxima objetividad sus opiniones, pues yo, ni pocos, están exentos de, en tal caso, culpa.

    Más he de añadir que pienso que si alguien ha contribuido a enriquecer sobremanera el blog con sus aportaciones en sus diferentes temáticas ha sido usted, Maestro.

    :saludo:

  • ¡Haya paz, señores..!

    En cuanto a Doc, siempre me ha sido en relación a su «contubernio» con el ente cavernario que pulula por aquí.

    Ahora, si lo consideran oportuno.., vuelvan a leerse el comentario.

  • En el monasterio Escepticiano coexistían 100 monjes y 1000 dosis de penicilina, según el último “registro” efectuado por el abad, pues pasó a llamarlo así tras una serie de saqueos en el boticario de la abadía, en lugar de “inventario”, pues antaño usaba este último término tanto para cosas como para personas, dado el cenobítico estilo de vida que los aislaba del exterior…más ahora, podría llegar a ser su deber registrar tanto el botiquín como a sus hermanos, y por no querer quebrar la confianza y el fomento de agravios entre la comunidad, encargó a Truculentus el estudio racional de la cuestión.

    El hermano Truculentus se dirigió sin mucho ánimo a la extensa biblioteca del monasterio para estudiar las patentes de Corso, (ese permiso que se concedía antaño, en el medievo y la modernidad, si bien Argentina hasta 1994 las concedía por aquello de preservar sus recursos costeros dada su escasa flota en relación a su amplio mar, que permitía a navíos en principio sin vinculación alguna con la nación, territorio, o autoridad que la expidiese, atacar barcos de otras naciones), para intentar ver en que medida ellas afectaban al reparto del botín, y en particular al botiquín de la abadía, pues había sido objeto de los saqueos mentados por parte de corsarios no identificados; no era de su agrado ejercer de policía de asuntos internos en la congregación, pero los medicamentos como bien de primera necesidad, debían estar a mano en cuantía suficiente para todos por si, por ejemplo, dado el clímax que rebosaba la vida monástica, la sífilis hiciese presa en ella y no hubiese, como infección bacteriana que es, penicilina para todos.

    Revisando el aparente cruel comportamiento de los corsarios, se preguntó las consecuencias de que esta práctica se pudiese llegar a ejercer democráticamente; las conclusiones a las que llegó resultaron aparentemente extrañas.

    Su razonamiento partió con la premisa de que si eran prácticas propias de piratas, crueles por tanto, el más cruel de ellos sería el que propusiese una forma de reparto, cual fuese, que todos los integrantes de la tripulación, por supuesto incluido el proponente, deberían votar para su aprobación, y en caso de no salir adelante su propuesta de reparto, se le lanzaría por la borda para festejo de otro tipo de tiburones y de la tripulación misma…y así sucesivamente. Para que la propuesta saliese adelante, debería tener la aprobación de al menos la mitad del electorado.

    Truculentus se preguntó entonces que propuesta de reparto daría más parte del botín al pirata más cruel, y como incidía en ello esto de “un hombre, un voto”…

    Y a pesar de ser crueles piratas, eran racionales, y al margen de su disfrute viendo arrojado alguien al mar, preferían el botín, además de no ser ellos mismos objeto de festejo alguno. Además de estos supuestos, también supuso que raramente existía un pirata igualmente cruel a otro, y que en todo había a quien ganase. Además, las dosis eran indivisibles, pues cada una de ellas contenía la penicilina justa para la posología adecuada al tratamiento que conocían efectivo para un dolor de muelas. Amén de lo anterior, los piratas no solían alcanzar acuerdos entre ellos, ya que ninguno confiaba en que otro fuese a respetar arreglo alguno…como suele rezar el dicho, piensa el ladrón que todos son de su condición. Así que en la práctica gobernaba, como en toda buena goleta el “cada palo que aguante su vela”: cada cual se valía por si mismo, era la ley de jungla.

    Para resolver el entuerto Truculentus encontró en la sección de “legajos con acertijos matemáticos” los escritos de Steven Landsberg, de la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign, y primero, por pura conveniencia, procedió a numerar a todos los monjes, del 1 al 100, en orden ascendente a su crueldad: el monje M1 sería el más pacífico, el M100 sería el más cruel, que sería el primero en ejercer su derecho de propuesta, y correr el riesgo que esto suponía si no andaba fino con las mates…y la estrategia a seguir, pues todas las decisiones estratégicas son respuestas a preguntas tipo ¿“Qué haría la persona siguiente si yo hago “esto”…?, de modo que las decisiones que siguen a la suya son importantes, pero no las que las antecedieron.

    Así, teniendo en cuenta la estrategia, el lugar donde empezar para que tu decisión no acabe contigo mismo, es el final, cuando el juego se reduce a solo dos monjes, M1 y M2. El más cruel es M2 (si es que el juego llega alguna vez tan lejos) y su propuesta óptima sería el recurrido “todo para mí” con el 50% de los votos asegurado: el suyo. Añadamos ahora al hermano M3, más cruel que los anteriores, al que le tocaría proponer algo: el monje M1 sabe -y M3 sabe que él sabe…- que si la propuesta de M3 es rechazada, se dará el caso anterior, y M2 se lo llevará todo; sabiendo esto, M1 votará siempre a favor de M3, diga lo que diga mientras le deje algo, y M3 podría proponer 99 dosis para él, y una para M1, ganando la votación.

    Los procesos siguientes para M4 son similares. Él necesita el 50% de los votos, de modo que necesita ganarse a un solo pirata, ofreciendo una sola dosis a M2, que sería el que no obtuviese nada si M4 no ganase la elección.

    Sin embargo, los procesos mentales de M5 deberían ser ligeramente más sutiles si quisiese ganar; necesita sobornar a dos cofrades. El mínimo soborno serían dos dosis, y la única manera de tener éxito sería ofreciéndoselas a M1 y M3, quedándose él con 98…si llegase a decidir M4, ya vimos que M3 y M1 estarían perdidos, y si llegase a decidir M3, M2 sería el condenado, pero siempre el que propone se lleva una parte enorme del botiquín.

    Vemos que la democracia ligada a la optimización del máximo beneficio por parte de quien propone el reparto del pastel, tiene su miga…bueno, más bien migas de dicho pastel para unos cuantos, más nunca se llegaría a un monasterio sin dosis y un inquilino, con el otro saliendo por la puerta del convento vestido de paisano con 1000 dosis en el bolsillo, además de 100 tenedores, cuchillos, y cucharas de plata hatillo en mano…

    El proceso sería análogo para el monje más cruel, M100, que decidiría dar una dosis a cada número par de la congregación, esto es, 49 dosis repartidas entre los 49 pacíficos hermanos pares que le precedían, una para cada uno de ellos, y 951 dosis para él.

    Esto resultaba descorazonador dejando al pairo la suerte de 50 hermanos; cuando iba a informar de ello al abad para que tomase las medidas que considerase oportunas, éste ya se dirigía a la biblioteca para mostrar a su desaparecido investigador el informe actualizado de la situación, dada la natural tardanza de Truculentus para estos menesteres, y que aportaba la información de que habían entrado a formar parte de la congregación ¡400 hermanos más en el tiempo que había tardado en estudiar el tema!, y a pesar de que el precavido abad había hecho todo lo posible para mantener las reservas de penicilina a 1000 dosis, pues los saqueos continuaban, e iban en aumento, no lo había conseguido y ya solo quedaban 100; tras los reproches a Truculentus por su tardanza, y los contrarreproches de éste por haberle elegido para tal menester, y el subsiguiente empeoramiento de la situación, para calmarla el abad le confió sus sospechas que el repunte en la toma de votos se debía a que se había corrido la voz de que dentro de aquellas murallas rulaba material del bueno.

    Ofuscado ante el nuevo panorama, y sin ánimo de decirle al abad que 250 de las almas caritativas que allí cohabitaban podían estar en peligro mortal, si su autoridad no se hiciese valer si la dinámica de la “democracia del más cruel” seguía su curso, y considerando en su desesperación insalvable resolver la cuestión para su escaso ingenio de que propuesta maximizaría la ganancia del pirata más cruel, sentadas bases antropológicas que justificaban los hechos acontecidos, pues era evidente que no pensaban en pro de la comunidad si no en uno mismo, y maldiciendo los escritos de Steven Landsberg, lanzándolos contra las estanterías en su impotencia, de rebote golpeó en su cabeza como una señal las propuestas de Stephen M. Omohundro, que también estaban en “S”, en la misma estantería de dónde extrajo el escrito anterior, y que había dado una variante a los escritos de Landsberg en la que la lógica se hacía sorprendentemente retorcida con conclusiones extraordinarias…

    Se encontraba ahora con 500 hermanos y 100 dosis, se trataba de una situación similar a la anterior, más, al igual que la propia inercia a la que la historia humana parecía encaminarse, se pasaba de una situación en que había menos individuos que dones para su consumo, a una en que acabaría al revés, con más individuos que dones para su consumo…de 100 hermanos y 1000 dosis, pasábamos de 500 hermanos y 100 dosis. Truculentos se puso a trabajar sin descanso para adaptar las respuestas de Omohundro ante el sonido cada vez más alto del segundero del reloj de péndulo dispuesto en la biblioteca…el tiempo apremiaba…aunque en realidad después solo acabó escuchando ronquidos ante la habilitación de parte de las estancias bibliotecarias para aposentar a los nuevos feligreses en sus sacos de dormir.

    Ajeno ya al apremiante sonido del reloj, advirtió en los escritos de Omohundro, basados en los anteriores, y por tanto partiendo de mismas premisas, que la tendencia antes apuntada se mantenía…pero solo hasta cierto punto…para este concreto caso, el monje 200.

    M200, no ofrece nada a los monjes impares comprendidos entre M1 y M199 ambos inclusive, y ofrecerá una dosis de penicilina a cada uno de los cofrades pares que le anteceden, M2-M198 incluidos, quedándose igualmente una dosis para si mismo. He aquí el punto de inflexión de la tendencia, que ofrece sin embargo un 50% de los votos a su favor, más ya no le ofrece más dosis que al resto por tener el privilegio de propuesta.

    No obstante, el objetivo es averiguar la estrategia adecuada para que M500 de rienda suelta a sus pulsiones corsarias en un ámbito democrático. Aparentemente el argumento se viene abajo en M200, ya que M201 no podrá sobornar a nadie más para alcanzar el éxito electoral. Sin embargo un interés personal, que no es otro que no ser objeto del festín de los tiburones, ser arrojado por la borda, impele a M201 a alterar su estrategia y decide no quedarse con nada para poder comprar el 50% de los votos restantes con una dosis por barba para sus hermanos impares.

    Esto abre una nueva fase estratégica, pues M202 sabe que M201 tiene que aceptar quedarse sin dosis a costa de no ser defenestrado, de modo que puede contar con el voto de M201. Sin embargo, M202 también está obligado a aceptar quedarse sin nada. Él debe utilizar las 100 dosis para comprar 100 votos, y éstos deben estar entre los que no obtendrían dosis según la propuesta de M201. Puesto que hay 101 de estos piratas, la propuesta de M202 ya no es única…pongamos que le da una dosis a todos los pares hasta M200, quedando M201 y él mismo sin dosis…la democracia guiada con estas premisas empieza a dibujar un escenario donde el que decide ha de hacerlo con miras para el mayor número de personas, aún en detrimento de su propio bienestar…cosas de la piratería: los corsarios tienen que empezar a pensar en cómo reaccionará un corsario que tiene alguna oportunidad de recibir una dosis si efectivamente se le ofrece una de ellas…esto depende de cuanta penicilina, en promedio, esté dispuesto a sacrificar por el gusto de tirar a alguien por la borda…como el acertijo no especifica esto, es razonable suponer que el soborno podría llegar a tener éxito, de modo que todavía resulta racional ofrecer una dosis a alguien, que sólo tiene una oportunidad de obtener una dosis más adelante.

    Resulta que las cosas así son más satisfactorias: hay suficientes ceros definitivos en cada ronda para que en adelante los monjes ofrezcan los sobornos sólo a ellos…siempre habrá cien repartos de cero entre los monjes M1-M200, de modo que podemos describir una solución en la que los sobornos se ofrecen solo a algunos de ellos.

    El afán y extrema dedicación que mostraba Truculentus absorto en sus pensamientos intrigaba a muchos de los que por allí ahora hacían vida cotidiana, y husmeaban entre sus escritos, llegando a preguntarse muchos a cuento de qué venía tanta dedicación pues además resultaba evidente que el monje 203 ya no tendría dosis suficientes para ganar una votación, cualquiera que fuese ésta. Esto es cierto, requiem in pace, y M203, cual corsario, será lanzado por la borda irremediablemente, más esto no significa que no vaya a jugar ningún papel en los acontecimientos. Por el contrario, M204 sabe ahora que el único propósito en la vida de M203 es proponer algo para ser lanzado a los tiburones…sabe que M203 será un fiambre si llega hasta él el ya entrecomillado “privilegio” de propuesta…ser expulsado del templo edificado a la sabiduría en el que habita. Entonces, M204 simplemente se escabulle: el puede contar con su propio voto, el voto de M203, y otros cien derivados de los sobornos penicilínicos. 102 votos en total, el 50% necesario; de esta guisa M204 puede proponer por ejemplo una dosis para los frailes pares hasta M200, los sobornos.

    Más…¿qué pasará con M205?…en la biblioteca se empezaba a respirar un ambiente de auténtica curiosidad entre los novicios…¡pobre diablo!, no tiene tanta suerte como su antecesor, pues no puede contar con los votos de M203 y M204: si ellos votan contra él, se darán el gustazo de ponerlo sobre la plancha ante la expectación de los escualos. Y lo mismo pasaría para M206, que podría estar seguro del voto de M205, pero eso no bastaría. De la misma manera, M207 necesitaría 204 votos; tres más el suyo y cien sobornos. Puede obtener los votos de los condenados M205 y M206, pero necesita uno más y no está disponible.

    Sin embargo, M208 corre mejor suerte; el también necesita 204 votos, ¡pero M205, M206 y M207 votarán por él para salvar el culo!, además de los 100 derivados de los sobornos, de modo que podría proponer una dosis para los pares hasta M200.

    Ha empezado una nueva pauta que continúa indefinidamente, y los monjes hacen propuestas que sobornen a cien de los 200 primeros, dándose la situación de que los intervalos de monjes condenados a la excomunión se hacen cada vez más amplios, razón por la cual siempre habrá un monje más cruel, que le antecedería en efectuar una propuesta, lo cual les daría la oportunidad de salvar sus vidas monacales.

    Para el caso los piratas que evitan este destino son lo números 201, 202, 204, 208, 216, 232, 264, 328, y 456…y así sucesivamente para mayores congregaciones e igual escasez de recursos: 200 más una potencia de dos.

    Quedaría por calcular quienes serían los afortunados receptores de los sobornos, solo para asegurarnos de que los aceptarán. Como se indicó anteriormente, a partir de M202, la solución no es única, pero una forma de hacerlo por ejemplo sería es que M201 ofrezca sobornos a sus hermanos impares, M1-M199, que M202 ofrezca sobornos a los monjes pares M2-M200, luego M204 a los impares, M208 a los pares…etc.

    En cualquier caso, se concluye que con 500 monjes odorizando el templo, y una estrategia óptima atendiendo a las leyes de la piratería, los 44 corsarios más crueles monjes serían carnaza para los tiburones, y el 456 en la lista, ofrecería un soborno a los primeros 100 impares.

    Al ver el noviciado que de entrar en la comunidad, 44 podrían ser declarados herejes y excolmugados en consecuencia en el mejor de los casos, muchos de ellos apostaron primero por la apostasía, y cogieron el petate y se largaron.

    Gracias a este sistema democrático, el monacato consiguió que los 44 monjes más agresivos fuesen apartados de sus filas, siendo el tetragésimoquinto más codicioso el que mandaba, aunque no recibiría penicilina alguna…siendo ésta repartida entre 100 de los 200 más pacíficos , incluido el más pacífico de todos…y es que los mansos heredarán la tierra…o lo que quede de ella.

    No obstante, al margen de las casi afables previsiones del hermano Truculentus, puramente teóricas, la sabiduría atesorada por el poso del tiempo sobre las barbas del abad, sabía que ningún sistema era perfecto, que toda premisa de comportamiento podía verse afectada durante el transcurso de la vida incluso cenobítica, y que como dejasen a 500 tipos en la abadía, acabarían todos locos con o sin penicilina.

  • Saludos.

    @ lamentira:

    Tengo un comentario en moderación desde las 11:40, que si tiene a bien leer, podrá ver que ni resulta ni intenta molestar u ofender a nadie, sino simplemente un relato más de la vida monacal, las patentes de corso, y la democracia, basado en los textos matemáticos de Steven Landsberg, Stephen M. Omohundro y Ian Stewart.

    Espero veo la luz en algún momento.

    @ lampuzo:

    Quizás, si llegas a leer el comentario que mento más arriba, te sorprendería el cariz de los acontecimientos que podrían derivarse del funcionamiento de las patentes de corso en un ámbito democrático, sentando ciertas premisas, y trasladando esto a la vida en cierto monasterio de la orden Escepticiana…en realidad solo es un acertijo matemático, que trata de responder a la pregunta de que reparto de determinado botín sería el que optimizaría los beneficios del capitán pirata en un ámbito democrático, en dónde el que propone el reparto corre el riesgo de ser arrojado por la borda si dicho reparto no es aprobado al menos por el 50% de la tripulación. Podemos trasladar o aplicar estos resultados a muchas situaciones en diversos ámbitos, pues como bien has dicho, no solo las «patentes de corso» se dan ya en el mar…

    @ Doc Halliday:

    En efecto maestro es el intercambio de ideas y pareceres lo que enriquece las conversaciones, pero no siempre todas las mentes. Aquí he aprendido mucho de «tirios y troyanos» por establecer una denominación a quienes en un principio veía afines o discordes con mis pensamientos, que afortunadamente han ido evolucionando, lo que no quita que siempre vaya a haber tirios y troyanos.

    Más a menudo se llega a un punto muerto donde las posturas, por alguna razón, aparentan irreconciliables, divergen o convergen, o simplemente se estancan en un peloteo, intercambio de raquetazos…esto es, agresiones o halagos. La conocida polaridad, aparentemente irreconciliable. Y es por ello que es necesario establecer unas bases dialogales para que lo dicho por uno mismo pueda ser asumido como falso, llave que abra las personales cerrazones…de cualquier bando.

    Y la metodología escéptica, el escepticismo, es una de ellas, y cada cual debe hacer acto de contrición en la medida que le toque si realmente lo que quiere es llegar a un entendimiento de la realidad para después, si cabe, proponer algo, o cuestionar algo.

    Yo entiendo perfectamente a mis rivales políticos, entiendo a mescalero, y a Lamentira, y puedo jurar que los respeto, asumiendo que he perdido los papeles en ocasiones, y asumiendo también que probablemente todos estemos equivocados, tanto si nos mostramos vehementes como si no.

    Pero en efecto no se puede hacer nada en determinados casos que la misma realidad, los hechos, son negados para defender posturas que dichos hechos muestran falsas…a mi, por ejemplo, no se me caen los anillos en admitir que es imposible alcanzar el ideal socialista de un tipo nulo de interés. Es simplemente imposible, es una de esas quimeras que nunca se alcanzarán, pero espero que, sabiendo sumar, mi rival asuma de vez en cuando que 2+2 son 4, y no se empecine en torpedear todo intento de comunicación.

    en efecto el intercambio de ideas enriquece, por eso agradezco sus post, maese.

    :saludo:

  • @ lamentira:

    Me acabo de dar cuenta de que hay unas cifras mal calculadas en el comentario moderado, que paso a corregir, por lo que me permito exponerlo de nuevo, pidiéndole que borre el anterior, y corrigiendo la palabra creo causó la moderación. Espero tener suerte con el algoritmo.

  • En el monasterio Escepticiano coexistían 100 monjes y 1000 dosis de penicilina, según el último “registro” efectuado por el abad, pues pasó a llamarlo así tras una serie de saqueos en el boticario de la abadía, en lugar de “inventario”, pues antaño usaba este último término tanto para cosas como para personas, dado el cenobítico estilo de vida que los aislaba del exterior…más ahora, podría llegar a ser su deber registrar tanto el botiquín como a sus hermanos, y por no querer quebrar la confianza y el fomento de agravios entre la comunidad, encargó a Truculentus el estudio racional de la cuestión.

    El hermano Truculentus se dirigió sin mucho ánimo a la extensa biblioteca del monasterio para estudiar las patentes de Corso, (ese permiso que se concedía antaño, en el medievo y la modernidad, si bien Argentina hasta 1994 las concedía por aquello de preservar sus recursos costeros dada su escasa flota en relación a su amplio mar, que permitía a navíos en principio sin vinculación alguna con la nación, territorio, o autoridad que la expidiese, atacasen barcos de otras naciones), para intentar ver en que medida ellas afectaban al reparto del botín, y en particular al botiquín de la abadía, pues había sido objeto de los saqueos mentados por parte de corsarios no identificados; no era de su agrado ejercer de policía de asuntos internos en la congregación, pero los medicamentos como bien de primera necesidad, debían estar a mano en cuantía suficiente para todos por si, por ejemplo, dado el clímax que rebosaba la vida monástica, la sífilis hiciese presa en ella y no hubiese, como infección bacteriana que es, penicilina para todos.

    Revisando el aparente cruel comportamiento de los corsarios, se preguntó las consecuencias de que esta práctica se pudiese llegar a ejercer democráticamente; las conclusiones a las que llegó resultaron aparentemente extrañas.

    Su razonamiento partió con la premisa de que si eran prácticas propias de piratas, crueles por tanto, el más cruel de ellos sería el que propusiese una forma de reparto, cual fuese, que todos los integrantes de la tripulación, por supuesto incluido el proponente, deberían votar para su aprobación, y en caso de no salir adelante su propuesta de reparto, se le lanzaría por la borda para festejo de otro tipo de tiburones y de la tripulación misma…y así sucesivamente. Para que la propuesta saliese adelante, debería tener la aprobación de al menos la mitad del electorado.

    Truculentus se preguntó entonces que propuesta de reparto daría más parte del botín al pirata más cruel, y como incidía en ello esto de “un hombre, un voto”…

    Y a pesar de ser crueles piratas, eran racionales, y al margen de su disfrute viendo arrojado alguien al mar, preferían el botín, además de no ser ellos mismos objeto de festejo alguno. Además de estos supuestos, también supuso que raramente existía un pirata igualmente cruel a otro, y que en todo había a quien ganase. Además, las dosis eran indivisibles, pues cada una de ellas contenía la penicilina justa para la posología adecuada al tratamiento que conocían efectivo para un dolor de muelas. Amén de lo anterior, los piratas no solían alcanzar acuerdos entre ellos, ya que ninguno confiaba en que otro fuese a respetar arreglo alguno…como suele rezar el dicho, piensa el ladr*n que todos son de su condición. Así que en la práctica gobernaba, como en toda buena goleta el “cada palo que aguante su vela”: cada cual se valía por si mismo, era la ley de jungla.

    Para resolver el entuerto Truculentus encontró en la sección de “legajos con acertijos matemáticos” los escritos de Steven Landsberg, de la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign, y primero, por pura conveniencia, procedió a numerar a todos los monjes, del 1 al 100, en orden ascendente a su crueldad: el monje M1 sería el más pacífico, el M100 sería el más cruel, que sería el primero en ejercer su derecho de propuesta, y correr el riesgo que esto suponía si no andaba fino con las mates…y la estrategia a seguir, pues todas las decisiones estratégicas son respuestas a preguntas tipo ¿“Qué haría la persona siguiente si yo hago “esto”…?, de modo que las decisiones que siguen a la suya son importantes, pero no las que las antecedieron.

    Así, teniendo en cuenta la estrategia, el lugar donde empezar para que tu decisión no acabe contigo mismo, es el final, cuando el juego se reduce a solo dos monjes, M1 y M2. El más cruel es M2 (si es que el juego llega alguna vez tan lejos) y su propuesta óptima sería el recurrido “todo para mí” con el 50% de los votos asegurado: el suyo. Añadamos ahora al hermano M3, más cruel que los anteriores, al que le tocaría proponer algo: el monje M1 sabe -y M3 sabe que él sabe…- que si la propuesta de M3 es rechazada, se dará el caso anterior, y M2 se lo llevará todo; sabiendo esto, M1 votará siempre a favor de M3, diga lo que diga mientras le deje algo, y M3 podría proponer 999 dosis para él, y una para M1, ganando la votación.

    Los procesos siguientes para M4 son similares. Él necesita el 50% de los votos, de modo que necesita ganarse a un solo pirata, ofreciendo una sola dosis a M2, que sería el que no obtuviese nada si M4 no ganase la elección.

    Sin embargo, los procesos mentales de M5 deberían ser ligeramente más sutiles si quisiese ganar; necesita sobornar a dos cofrades. El mínimo soborno serían dos dosis, y la única manera de tener éxito sería ofreciéndoselas a M1 y M3, una por barba, quedándose él con 998…si llegase a decidir M4, ya vimos que M3 y M1 estarían perdidos, y si llegase a decidir M3, M2 sería el condenado, pero siempre el que propone se lleva una parte enorme del botiquín.

    Vemos que la democracia ligada a la optimización del máximo beneficio por parte de quien propone el reparto del pastel, tiene su miga…bueno, más bien migas de dicho pastel para unos cuantos, más nunca se llegaría a un monasterio sin dosis y un inquilino, con el otro saliendo por la puerta del convento vestido de paisano con 1000 dosis en el bolsillo, además de 100 tenedores, cuchillos, y cucharas de plata hatillo en mano…

    El proceso sería análogo para el monje más cruel, M100, que decidiría dar una dosis a cada número par de la congregación, esto es, 49 dosis repartidas entre los 49 pacíficos hermanos pares que le precedían, una para cada uno de ellos, y 951 dosis para él.

    Esto resultaba descorazonador dejando al pairo la suerte de 50 hermanos; cuando iba a informar de ello al abad para que tomase las medidas que considerase oportunas, éste ya se dirigía a la biblioteca para mostrar a su desaparecido investigador el informe actualizado de la situación, dada la natural tardanza de Truculentus para estos menesteres, y que aportaba la información de que habían entrado a formar parte de la congregación ¡400 hermanos más en el tiempo que había tardado en estudiar el tema!, y a pesar de que el precavido abad había hecho todo lo posible para mantener las reservas de penicilina a 1000 dosis, pues los saqueos continuaban, e iban en aumento, no lo había conseguido y ya solo quedaban 100; tras los reproches a Truculentus por su tardanza, y los reproches a su vez de Truculentus al abad por haberle elegido para tal menester, y el subsiguiente empeoramiento de la situación, para calmarla el abad le confió sus sospechas que el repunte en la toma de votos se debía a que se había corrido la voz de que dentro de aquellas murallas rulaba material del bueno.

    Ofuscado ante el nuevo panorama, y sin ánimo de decirle al abad que 250 de las almas caritativas que allí cohabitaban podían estar en peligro mortal, si su autoridad no se hiciese valer si la dinámica de la “democracia del más cruel” seguía su curso, y considerando en su desesperación insalvable resolver la cuestión para su escaso ingenio de que propuesta maximizaría la ganancia del pirata más cruel, sentadas bases antropológicas que justificaban los hechos acontecidos, pues era evidente que no pensaban en pro de la comunidad si no en uno mismo, y maldiciendo los escritos de Steven Landsberg, lanzándolos contra las estanterías en su impotencia, de rebote golpeó en su cabeza como una señal las propuestas de Stephen M. Omohundro, que también estaban en la “S”, catalogado en la misma estantería de dónde extrajo el escrito anterior, y que había dado una variante a los escritos de Landsberg en la que la lógica se hacía sorprendentemente retorcida con conclusiones extraordinarias…

    Se encontraba ahora con 500 hermanos y 100 dosis, se trataba de una situación similar a la anterior, más, al igual que la propia inercia a la que la historia humana parecía encaminarse, se pasaba de una situación en que había menos individuos que dones para su consumo, a una en que acabaría al revés, con más individuos que dones para su consumo…de 100 hermanos y 1000 dosis, pasábamos de 500 hermanos y 100 dosis. Truculentos se puso a trabajar sin descanso para adaptar las respuestas de Omohundro ante el sonido cada vez más alto del segundero del reloj de péndulo dispuesto en la biblioteca…el tiempo apremiaba…aunque en realidad después solo acabó escuchando ronquidos ante la habilitación de parte de las estancias bibliotecarias para aposentar a los nuevos feligreses en sus sacos de dormir.

    Ajeno ya al apremiante sonido del reloj, advirtió en los escritos de Omohundro, basados en los anteriores, y por tanto partiendo de mismas premisas, que la tendencia antes apuntada se mantenía…pero solo hasta cierto punto…para este concreto caso, el monje 200.

    M200, no ofrece nada a los monjes impares comprendidos entre M1 y M199 ambos inclusive, y ofrecerá una dosis de penicilina a cada uno de los cofrades pares que le anteceden, M2-M198 incluidos, quedándose igualmente una dosis para si mismo. He aquí el punto de inflexión de la tendencia, que ofrece sin embargo un 50% de los votos a su favor, más ya no le ofrece más dosis que al resto por tener el privilegio de propuesta.

    No obstante, el objetivo es averiguar la estrategia adecuada para que M500 de rienda suelta a sus pulsiones corsarias en un ámbito democrático. Aparentemente el argumento se viene abajo en M200, ya que M201 no podrá sobornar a nadie más para alcanzar el éxito electoral. Sin embargo un interés personal, que no es otro que no ser objeto del festín de los tiburones, ser arrojado por la borda, impele a M201 a alterar su estrategia y decide no quedarse con nada para poder comprar el 50% de los votos restantes con una dosis por barba para sus hermanos impares.

    Esto abre una nueva fase estratégica, pues M202 sabe que M201 tiene que aceptar quedarse sin dosis a costa de no ser defenestrado, de modo que puede contar con el voto de M201. Sin embargo, M202 también está obligado a aceptar quedarse sin nada. Él debe utilizar las 100 dosis para comprar 100 votos, y éstos deben estar entre los que no obtendrían dosis según la propuesta de M201. Puesto que hay 101 de estos piratas, la propuesta de M202 ya no es única…pongamos que le da una dosis a todos los pares hasta M200, quedando M201 y él mismo sin dosis…la democracia guiada con estas premisas empieza a dibujar un escenario donde el que decide ha de hacerlo con miras para el mayor número de personas, aún en detrimento de su propio bienestar…cosas de la piratería: los corsarios tienen que empezar a pensar en cómo reaccionará un corsario que tiene alguna oportunidad de recibir una dosis si efectivamente se le ofrece una de ellas…esto depende de cuanta penicilina, en promedio, esté dispuesto a sacrificar por el gusto de tirar a alguien por la borda…como el acertijo no especifica esto, es razonable suponer que el soborno podría llegar a tener éxito, de modo que todavía resulta racional ofrecer una dosis a alguien, que sólo tiene una oportunidad de obtener una dosis más adelante.

    Resulta que las cosas así son más satisfactorias: hay suficientes ceros definitivos en cada ronda para que en adelante los monjes ofrezcan los sobornos sólo a ellos…siempre habrá cien repartos de cero entre los monjes M1-M200, de modo que podemos describir una solución en la que los sobornos se ofrecen solo a algunos de ellos.

    El afán y extrema dedicación que mostraba Truculentus absorto en sus pensamientos intrigaba a muchos de los que por allí ahora hacían vida cotidiana, y husmeaban entre sus escritos, llegando a preguntarse muchos a cuento de qué venía tanta dedicación pues además resultaba evidente que el monje 203 ya no tendría dosis suficientes para ganar una votación, cualquiera que fuese ésta. Esto es cierto, requiem in pace, y M203, cual corsario, será lanzado por la borda irremediablemente, más esto no significa que no vaya a jugar ningún papel en los acontecimientos. Al contrario, M204 sabe ahora que el único propósito en la vida de M203 es proponer algo para ser lanzado a los tiburones…sabe que M203 será un fiambre si llega hasta él el ya entrecomillado “privilegio” de propuesta…ser expulsado del templo edificado a la sabiduría en el que habita. Entonces, M204 simplemente se escabulle: el puede contar con su propio voto, el voto de M203, y otros cien derivados de los sobornos penicilínicos: 102 votos en total, el 50% necesario; de esta guisa M204 puede proponer por ejemplo una dosis para los frailes pares hasta M200, los sobornos.

    Más…¿qué pasará con M205?…en la biblioteca se empezaba a respirar un ambiente de auténtica curiosidad entre los novicios…¡pobre diablo!, no tiene tanta suerte como su antecesor, pues no puede contar con los votos de M203 y M204: si ellos votan contra él, se darán el gustazo de ponerlo sobre la plancha ante la expectación de los escualos. Y lo mismo pasaría para M206, que podría estar seguro del voto de M205, pero eso no bastaría. De la misma manera, M207 necesitaría 204 votos; tres más el suyo y cien sobornos. Puede obtener los votos de los condenados M205 y M206, pero necesita uno más y no está disponible.

    Sin embargo, M208 corre mejor suerte; el también necesita 204 votos, ¡pero M205, M206 y M207 votarán por él para salvar el culo!, además de los 100 derivados de los sobornos, de modo que podría proponer una dosis para los pares hasta M200.

    Ha empezado una nueva pauta que continúa indefinidamente, y los monjes hacen propuestas que sobornen a cien de los 200 primeros, dándose la situación de que los intervalos de monjes condenados a la excomunión se hacen cada vez más amplios, razón por la cual siempre habrá un monje más cruel, que le antecedería en efectuar una propuesta, lo cual les daría la oportunidad de salvar sus vidas monacales.

    Para el caso los piratas que evitan este destino son lo números 201, 202, 204, 208, 216, 232, 264, 328, y 456…y así sucesivamente para mayores congregaciones e igual escasez de recursos: 200 más una potencia de dos.

    Quedaría por calcular quienes serían los afortunados receptores de los sobornos, solo para asegurarnos de que los aceptarán. Como se indicó anteriormente, a partir de M202, la solución no es única, pero una forma de hacerlo por ejemplo sería es que M201 ofrezca sobornos a sus hermanos impares, M1-M199, que M202 ofrezca sobornos a los monjes pares M2-M200, luego M204 a los impares, M208 a los pares…etc.

    En cualquier caso, se concluye que con 500 monjes odorizando el templo, y una estrategia óptima atendiendo a las leyes de la piratería, los 44 corsarios más crueles monjes serían carnaza para los tiburones, y el 456 en la lista, ofrecería un soborno a los primeros 100 impares.

    Al ver el noviciado que de entrar en la comunidad, 44 podrían ser declarados herejes y excolmugados en consecuencia en el mejor de los casos, muchos de ellos apostaron primero por la apostasía, y cogieron el petate y se largaron.

    Gracias a este sistema democrático, el monacato consiguió que los 44 monjes más agresivos fuesen apartados de sus filas, siendo el tetragésimoquinto más codicioso el que mandaba, aunque no recibiría penicilina alguna…siendo ésta repartida entre 100 de los 200 más pacíficos , incluido el más pacífico de todos…y es que los mansos heredarán la tierra…o lo que quede de ella.

    No obstante, al margen de las casi afables previsiones del hermano Truculentus, puramente teóricas, la sabiduría atesorada por el poso del tiempo sobre las barbas del abad, sabía que ningún sistema era perfecto, que toda premisa de comportamiento podía verse afectada durante el transcurso de la vida incluso cenobítica, y que como dejasen a 500 tipos en la abadía, acabarían todos locos con o sin penicilina.

    Post scriptum: era una sola palabra, que pueden observar ahora con un asterisco en lugar de una o. No la digan o tendrán que vérselas con el dragón.

  • Muy buenas y enhorabuena por este magnífico blog.

    Quería consultar con ustedes si es cierto que las farmacéuticas están exentas de demandas por posibles daños o efectos indeseados causados por sus vacunas del covid, ya que lo exigen a los gobiernos en los contratos de venta.

    La información que he podido reunir así lo indica (copio abajo algunas enlaces) pero es información aproximadamente de septiembre de 2020, no encuentro algo más reciente sobre el tema, y no se si la situación ha cambiado.

    Muchas gracias de antemano.
    Un saludo.

    https://www.cnbc.com/2020/12/16/covid-vaccine-side-effects-compensation-lawsuit.html

    https://www.elespanol.com/invertia/observatorios/sanidad/20200903/espana-ue-pagaran-indemnizaciones-efectos-indeseados-covid-19/517699562_0.html

    https://www.eldiario.es/sociedad/farmaceuticas-ganan-estados-europeos-indemnizaran-efectos-inesperados-vacunas-coronavirus_1_6222300.html

  • Disculpen si este no es lugar adecuado para esta pregunta.

    Quisiera pedir su ayuda para (espero) desmentir el bulo de que las farmacéuticas están exentas de responsabilidad por los posibles efectos secundarios de sus vacunas contra la COVID-19.

    He buscado lo que he podido pero, en general, lo que encuentro es del año 2020. Imagino que, en plena campaña de vacunación, este tema ya estará zanjado.

    Les pongo algunos enlaces más abajo.

    Muchas gracias por su atención.

    https://www.newtral.es/inmunidad-legal-vacunas-covid/20201119/
    https://cincodias.elpais.com/cincodias/2020/08/07/companias/1596824071_284665.html
    https://www.elespanol.com/invertia/observatorios/sanidad/20200903/espana-ue-pagaran-indemnizaciones-efectos-indeseados-covid-19/517699562_0.html
    https://www.elcomercio.com/tendencias/astrazeneca-exenta-demandas-responsabilidad-vacuna.html
    https://www.msn.com/es-pe/video/watch/vacuna-contra-covid-19-%C2%BFqui%C3%A9n-asumir%C3%ADa-la-responsabilidad-por-los-efectos-secundarios-de-las-dosis/vp-BB1bNHu2

  • @ Doc Halliday:

    Muchas gracias por su detallada respuesta.
    Un saludo.



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