La crisis del diésel

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Si eres propietario de un vehículo diésel, se aproximan malos tiempos para tu movilidad y tu economía. Lo malo es que todavía no está claro con qué tipo de automóvil podrías sustituirlo, si es que tu economía te lo permite. ¿Por qué los gobiernos europeos se están poniendo tan intransigentes con este tipo de motores? El diésel, ¿está muerto?

Todo empezó en septiembre de 2015 con el escándalo del «Diesel Gate», en el que se descubrió que Volkswgen «falseaba» las emisiones de contaminantes aplicando regímenes especiales de consumo cuando el vehículo no estaba en movimiento (lo normal al pasar los test de emisiones). Las emisiones reales de contaminantes, pueden llegar al 40% por encima de los valores nominales. En los motores diésel, esto es especialmente grave por los óxidos de nitrógeno que libera, mayores que en los motores de gasolina, y las micropartículas o PM2,5 (partículas de diámetro inferior a 2,5 micras), que son tan finas que pueden incluso llegar al torrente sanguíneo o acumularse en los alvéolos pulmonares. Estos contaminantes pueden producir asma y alergias, padecimientos cada vez más comunes en las grandes ciudades.

Es común oir que los motores diesel son más limpios que los gasolina, aunque esto no es del todo cierto. La capacidad energética por litro es mayor en el gasoil, lo que produce un menor consumo a los 100km, y por consiguiente, una menor emisión de CO2. Pero en el resto de contaminantes, los diésel son mucho más sucios.

Este menor índice de emisiones de CO2, y el hecho de que sea el combustible utilizado por profesionales del transporte (taxistas, caminoneros, agricultores…) llevó a los gobiernos de Europa a mejorar su fiscalidad frente a los gasolina. En los últimos 20 años, el consumo de gasoil se ha disparado en Europa, en comparación con el de gasolina.

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Fuente: Wood Makenzie

Europa es el principal mercado de los vehículos diésel (un 70% de las ventas de todo el mundo), pero la CE anunció en noviembre del año pasado restricciones a su circulación, que llevarán a su práctica prohibición en los próximos años. De momento, muchas de las grandes ciudades europeas estudian implantar (o lo tienen implantado ya) restricciones en el acceso a la almendra central de las ciudades en episodios de alta contaminación. En concreto en España, no se podrán vender coches con motores que utilicen combustibles fósiles a partir de 2040, y 10 años mas tarde, su circulación estará prohibida.

Ante este panorama, los fabricantes están siendo muy cautelosos en sus inversiones. Por ejemplo, muchas marcas ya no producen versiones diésel en sus coches más pequeños, destinados a moverse por la ciudad. Y ante las nuevas y exigentes normativas medioambientales para estos motores, que entrarán en vigor proximanente, los fabricantes afirman que realmente se está expulsando al diésel del mercado.  Muchos de ellos han anunciado ya que en los próximos años no habrá ningún diesel en sus catálogos de vehículos.

La mecánica de un coche eléctrico es mucho más sencilla, y posiblemente las marcas opten por estas motorizaciones en el futuro, como de hecho lo están empezando a hacer ya. De todas maneras, un coche eléctrico no podrá nunca sustituir a uno de combustión. Presentan problemas que los motores actuales tienen superados, como el reabastecimiento y la eficiencia para mover cargas pesadas. Si bien las baterías de un coche eléctrico pueden recargarse usando carga rapida (al menos, parcialmente), ésto reduce drásticamente la vida útil de las baterias. Además, tenemos la tendencia a llamar coche limpio al coche eléctrico, sin paranos a pensar de donde sale la energía electrica con la que le hemos cargado. En 2018, por ejemplo, el 60% de la producción eléctrica tiene un origen no limpio.

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Fuente: REE

La renovación de las cadenas de producción a la que se verán forzadas las marcas, posiblemente les lleve a reconsiderar la ubicación de las fábricas, ubicándolas en paises de bajo coste laboral. Esto es especialmente grave en España, donde la automoción es el 10% del PIB del país.

Algo similar ocurre con las empresas petrolíferas. Ante el panorama poco definido de hacia donde se orientará el mercado de la automoción, están diversificando sus fuentes de ingresos, y minimizando riesgos en las inversiones en yacimientos petrolíferos. Esto se refuerza más aun con la bajada del precio del combustible de los ultimos dos años. Actualmente, las petroleras no invierten en yacimientos si no pueden recuperar lo invertido en menos de 5 o 6 años.

Hace unas semanas, Antonio Brufau, presidente de Repsol, advertía en una entrevista al Finantial Times que pronto veremos una crisis en el suministro de petróleo por esta causa. Esta crisis producirá un aumento de los precios, lo cual puede acelerar el tránsito al motor electrico.

Sobre este último punto, hay una teoría muy curiosa que ha salido en prensa hace unos dias. La formula Antonio Turiel, físico, matemático e investigador del CSIC. Turiel afirma en su blog Oil Crash, el cual enlazo por si Antonio quiere participar en la discusión que espero que se produzca en este post, que la razón que subyace detrás de las últimas prohibiciones al gasoil, no es que es contaminante, sino que se está agotando.

Nunca me han gustado los agoreros, aunque sean ciantíficos, por lo que he investigado un poco sobre el tema. Según un estudio de la consultora estratégica Bain & Company, existen yacimientos petrolíferos suficientes para 120 años más. La consultora constata que el consumo de petróleo ha aumentado un 30% en los últimos 25 años, si bien la base de reservas ha aumentado en el mismo periodo en la misma proporción. De esta forma, las reservas globales se han mantenido desde mediados de los años ochenta.

El gasoil es un producto resultante del refino del petróleo. De cada barril de petróleo se obtienen estos porcentajes de derivados:

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De las dos gráficas anteriores se deduce que en Europa sobra muchísima gasolina y falta gasoil. El proceso de refino de las petroleras tienen cierto margen para inclinar la producción más hacia la gasolina o hacia el gasoil, pero nunca hasta llegar al nivel de demanda requerido. Afortunadamente, en los EEUU el balance es al contrario en favor de la gasolina, lo que produce un intercambio de carburante entre ambos continentes.

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Por lo tanto, sí que hay petroleo suficiente por lo menos para un siglo, y por lo tanto, hay gasoil para un siglo. No hay ninguna conspiración de los gobiernos que nos oculte el futuro desabastecimiento de combustible, más allá del que los propios gobiernos pueden provocar anunciando que el «diésel está muerto» lo que llevará a las petroleras a no invertir en la explotación de nuevos yacimientos y esta vez sí, producir un desabastecimiento.

En cualquier caso, los ciudadanos nos vemos otra vez atrapados en el cortoplacismo de los políticos, que toman medidas en contra de un tipo de motorización sin tener definida una ruta hacia un sistema alternativo. La consecuencia, por lo menos en mi caso, es aguantar con el vehículo actual hasta que se defina el mercado, o hasta que se caiga a pedazos.



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