La inteligencia en las plantas

cerebro

Las plantas son seres vivos, con células de paredes de celulosa, que carecen de cerebro y sistema nervioso. Afirmar que una planta tiene comportamientos que denotan inteligencia, es equivalente a afirmar que las personas pueden alimentarse por fotosíntesis. ¡Ups! Espera, eso ya lo ha dicho alguien antes.

La diferencia entre una afirmación y la otra, es que los que afirman lo primero aparecen en la contraportada de la Vanguardia, y asisten al programa de Punset, mientras que los otros no.

Las plantas reaccionan a estímulos químicos y físicos, pero eso no implica que esas reacciones sean conscientes. Las plantas se han adaptado y han evolucionado a lo largo de los milenios. Algunas de esas evoluciones que han sido premiadas por la selección natural, pueden parecer que impliquen la existencia de un sistema nervioso, pero esto no es cierto.

Un ejemplo es la mimosa púdica, planta originaria de América Central que pliega sus hojas cuando entran en contacto con algo.

Mimosa Pudica

O como la venus atrapamoscas, que es capaz de detectar una presa posada sobre una de sus trampas, capturarla y digerirla.

La historia de atribuirle a las plantas cualidades de las que carecen, viene de lejos. En 1968, Cleve Backster publicó un estudio en la revista International Journal of Parapsychology titulado “Evidencias de una percepción primaria en plantas”. Realizó varios experimentos conectando un polígrafo a una planta, llegando a la conclusión de que los vegetales tienen una curiosa capacidad de percibir las amenazas, e incluso de sentir miedo. Las afirmaciones de Backster fueron refutadas por Horowitz, Lewis y Gasteiger en 1975, y por Kmetz en 1977. Backster no había utilizado controles adecuados en su estudio. Cuando se tomaron las precauciones necesarias, no pudieron detectarse ninguna reacción de la planta ante pensamientos o amenazas. Estos investigadores concluyeron que los resultados de la prueba del polígrafo pudieron haberse debido a varios factores, como la electricidad estática, movimientos en la habitación, cambios en la humedad, etc.

Pero más recientemente, han sido científicos reales los que han tomado el relevo de Backster y han proseguido con los estudios sobre la consciencia de las plantas. Así, la Dra. Monica Gagliano trabaja sobre “la comunicación, el comportamiento y las capacidades cognitivas de las plantas, incluida la consciencia”.

Para Gagliano, las plantas tienen incluso la capacidad de aprender. Por ejemplo, la mimosa púdica puede reaccionar ante un contacto con un animal, pero permanece abierta si el contacto es con una gota de agua. Según la doctora, esto es una muestra de selección cognitiva a estímulos.

En este momento puede que tengas curiosidad sobre la causa real que provoca la reacción de la mimosa, y que no requiera poner en escena un cerebro ni un sistema nervioso. El pliegue de los foliolos (los lóbulos alargados que forman las hojas) está provocado por cambios de turgencia en las células del pulvínulo (el lugar donde el peciolo se une al nervio de la hoja). Es un mecanismo provocado por ósmosis. Iones de potasio entran en las células del pulvínulo, lo que provoca que el medio interno se haga hipertónico respecto del exterior y se produzca una turgencia. Dependiendo si dicha turgencia tiene lugar en las células flexoras o extensoras, los foliolos se abren o se cierran.

Otro personaje destacado en estas lides es el Dr. Stefano Mancuso, director del (agárrense) “Laboratorio Internacional de Neurobiología de las Plantas” de Italia. Neurobiología y plantas son dos términos que no tienen afinidad, ya que las plantas no tienen neuronas. Para Mancuso & co, las plantas tienen un sistema nervioso, todavía no descubierto. Y para eso están ellos, claro. De momento han consumido en la investigación más de un millón de €, financiados por el Ente Cassa di Risparmio di Firenze, una fundación cuya misión es soportar eventos científicos. Y lo que queda, hasta que encuentren el cerebro de las plantas.

La sociedad actual ha perdido su capacidad de pensar críticamente. Cualquier estudio o afirmación que venga de un profesor de universidad tiene que ser cierto y bienintencionado, al igual que creemos que todo ministro o ex ministro de Hacienda, por definición no defrauda al fisco. El segundo mito, en España está empezando a venirse abajo. El primero todavía no. Que se lo pregunten a Ima Sanchís, de la Vanguardia, o a Eduardo Punset, de Redes.

Os dejo con la intervención de Mancuso en TED,y sus brotes verdes jugando (¿a qué?¿al corro?). Y recordad: si algo suna a truño, es un truño hasta que se demuestre lo contrario. Lo diga quien lo diga.



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