Tratamiento del cáncer con DCA

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El DCA, o ácido dicloroacético, es una sustancia artificial que no puede encontrarse en la naturaleza. Es un ácido fuerte, que quema la piel y que de hecho se utiliza para eliminar verrugas y otros crecimientos cutáneos. El DCA-Na, es una sal de este ácido, en la que un átomo de hidrógeno es sustituido por uno de sodio. En esta forma salina, la sustancia puede ser administrada por vía oral. En lo sucesivo, cuando me refiera al DCA, me estaré refiriendo al dicloroacetato de sodio, DCA-Na.

EL DCA se conoce desde hace mucho tiempo. Se usaba para el tratamiento de enfermedades raras del metabolismo mitocondrial. Las mitocondrias son los órganos de las células encargados de producir la energía necesaria para el funcionamiento del organismo a partir de los carburantes disponibles (glucosa, ácidos grasos y aminoácidos).  La manera más rápida de producir energía es mediante la glucólisis, en la que mediante un proceso de 10 reacciones encimáticas se obtiene adenosin trifosfato (ATP) a partir de glucosa. El ATP es el equivalente a una pila, y es la manera en la que nuestro organismo acumula la energía resultante del metabolismo de la glucosa, que es utilizada en otros procesos cuando es necesario. Parte de los procesos de la glucólisis no requieren de oxígeno, mientras que otros, que se realizan en las mitocondrias, sí. Por ejemplo, cuando hacemos mucho deporte, y nuestro organismo no está preparado para hacer llegar suficiente oxígeno a las células, se metaboliza la glucosa de forma anaeróbica (sin oxígeno), dando como resultado ácido láctico.

El efecto del DCA en el organismo, es neutralizar la encima piruvato deshidrogenasa quinasa (PDK), impidiendo el metabolismo anaeróbico de la glucosa (el que no usa oxígeno).

¿Y por qué es esto útil en la lucha contra el cáncer? En 1928, Otto Warburg observó que en muchos cánceres (un 60 o 90%) las células cancerosas tienden a realizar procesos de glucólisis anaeróbica, incluso aunque dispongan de suficiente oxígeno. Ello lleva a un insaciable apetito por la glucosa, ya que el proceso anaeróbico es mucho más ineficiente en la producción de energía que el aeróbico.

Lo que todavía no está claro es por qué ocurre esto. Se cree que la misma mutación de ADN que activa los oncogenes que provocan el cáncer es también el que provoca esta alteración en el metabolismo. Lo que es evidente, es que esa variación puede ser utilizada para discriminar a las células sanas de a las enfermas.

En esta línea fue en la que estudió Evangelos Michelakis, de la Universidad de Alberta, que en 2007 publicó un estudio en el que se probó el DCA sobre ratas e in vitro, observando que al tratar los tumores con este producto se incrementaba la apoptosis (autodestrucción celular) de las células cancerosas, mientras que las células sanas no eran afectadas.

En la actualidad, son varios los grupos que están estudiando en esta línea de trabajo, como la Universidad de Georgia, o como instituciones médicas del Reino Unido, pero la Universidad de Alberta parece que sigue en cabeza. En 2010 publicaron un estudio titulado “Modulación del metabolismo del glioblastoma con dicloroacetato”. El glioblastoma es una forma muy agresiva de cáncer cerebral, caracterizado por exhibir el efecto Warburg, y por lo tanto un excelente candidato para ser testado con DCA. En el estudio se analizaron 49 glioblastomas extirpados a pacientes humanos, que fueron tratados con DCA, observando apoptosis sobre las células cancerosas, mientras que las normales no fueron afectadas. En la segunda parte del estudio, Michelakis y su equipo trataron a 5 pacientes con neuroblastomas durante un periodo de 15 meses. Los pacientes siguieron en paralelo tratamientos de quimio y radio terapia, centrando el objeto del estudio en encontrar la dosis máxima a aplicar antes de que apareciesen efectos secundarios por exceso de DCA. De los 5 pacientes, uno murió durante el periodo del estudio, 3 permanecieron estables sin que el tumor aumentase o se reprodujese, y en el último, el tumor se contrajo completamente. Los efectos secundarios observados por Michelakis fueron alteraciones en el sistema nervioso periférico reversibles.

Y si los resultados son tan prometedores, ¿por qué no se empieza ya a utilizar sobre más pacientes con cáncer?

Según muchos charlatanes oportunistas, se debe a que el producto, al ser antiguo, está fuera de patente y no puede suponer una importante fuente de ingresos para las farmacéuticas, que malvadas como son ellas, prefieren dejar morir a los pacientes antes de tratarlos con un producto barato. Y por supuesto, estas afirmaciones son acompañadas con una oferta on-line de DCA a 700€ el bote para un tratamiento de 3 meses, sin ningún tipo de control médico ni garantías de su dosificación.

Lo cierto es que aunque se está trabajando en esta línea todavía queda bastante hasta que este medicamento se utilice extensivamente contra el cáncer, si finalmente lo hace. Quedan por realizar todavía muchas pruebas que demuestren su eficiencia y la mejor manera de utilizarlo junto con otras técnicas. La parte positiva es que se está avanzando. La parte negativa es que lo hace lentamente, y ante la desesperación de los enfermos, los charlatanes hacen su agosto ofreciendo productos milagro fuera de todo control sanitario.



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