La asombrosa mampostería inca

mamposteria-inca«Cuando vemos una civilización antigua, usando una tecnología que no podían conocer, solo podemos explicarlo de dos maneras: o realmente lo hizo Dios, algo que creo que no sucediese, o alguna civilización avanzada vino desde otro planeta, les enseñó cómo hacerlo, y se marchó de vuelta.»

Michael Dunn en Ancient Aliens

Sin embargo, hay otras explicaciones que no requieren ni la ayuda de Dios ni de extraterrestres, y que además, está avalada por muchas evidencias arqueológicas obtenidas en las antiguas cantera abandonadas.

La habilidad de los artesanos incas se puede equiparar a la de los egipcios, si bien sus civilizaciones alcanzaron su esplendor con una diferencia de aproximadamente 4.000 años.

La obra arquitectónica más grandiosa de los incas es  la fortaleza de Sacsayhuamán, ubicada a dos km al norte de Cuzco. Se empezó a construir en el siglo XV y se tardó en finalizar 50 años, requiriendo el trabajo de 20.000 hombres. Alguna de las piedras de sus muros alcanza los 9 metros de altura, y el dominio de las técnicas de mampostería era tan asombroso, que incluso se permitían hacer representaciones artísticas, como en este muro, en el que ensamblaron las rocas como si se tratase de la garra de un puma.  garraOtro exponente de esta mampostería, es el palacio de Inca Roca.

inca-rocaUbicado en la calle Hatun Rumiyoc, Cuzco, sus muros son conocidos por el magistral ensamblado de bloques de roca poliédricos. Una de ellas, es especialmente conocida, debido a que tiene nada menos que 12 caras en contacto con otros bloques del muro.

12-angulos

La roca se cortaba en la cantera de forma tosca, con la forma aproximada a la requerida. Luego era arrastrada con cuerdas por cientos de hombres hasta el lugar de construcción, donde se le daba el tallado final.

Sobre este último punto existen discrepancias. Algunos autores afirman que las piedras se tallaban, se colocaban en su lugar definitivo, se comprobaba su encaje, y si este no era perfecto, se volvían a bajar y se seguía tallando, hasta que el resultado era el requerido.

Para otros autores, este trabajo es impensable, ya que la tarea más dura es precisamente la de elevarla y colocarla. Eso requeriría entonces, que el bloque se mantuviese suspendido de alguna manera sobre su posición final (apoyado en tablones o rocas de apoyo), y así ir tallándolo cuidadosamente, procurando que la distancia entre la roca ya colocada y la nueva sea idéntica a lo largo de toda la línea de contacto entre ambas. Una vez que se habían asegurado que encajarían a la perfección, retiraban las sujeciones y la encajaban definitivamente.

Muchas de las rocas presentan un saliente en la parte inferior, que posiblemente era usado para levantarla sin tener que hacer palanca sobre la superficie de la junta, a riesgo de dañarla.

Para el tallado, los incas usaban tres tipos de martillos. Unos grandes, de unos 8 o 9 Kg, que eran utilizados para desbastar las rocas. Otros medianos, de 2 a 5 kilos, eran usados para alisar las caras. Y los más pequeños, de 1 Kg, se usaban para definir los bordes.

El arquitecto estadounidense Jean-Pierre Protzen, demostró la manera en la que los antiguos incas tallaban las rocas, utilizando varios martillos de cuarcita encontrados en una antigua cantera cercana a Cuzco, y tallando un bloque de roca que también encontró allí.

prozen

El uso de estos martillos dejan unas marcas inequívocas en los bloques de piedra, que son observables en las piezas de mampostería inca. En la siguiente fotografía pueden apreciarse los impactos más grandes y separados en la cara de la roca (a), y más pequeños y juntos en la parte de la junta (b).

impactos



\Incluya

Puedes seguir las respuestas a esta entrada por RSS 2.0 feed.