La abducción de Pascagoula: el diablo está en los detalles

En un blog de internet, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que leí la historia de un caso «irrefutable» de abducción alienígena. En realidad, la historia ha estado circulando por los círculos ufológicos (y luego por páginas magufas de internet) desde 1973 sin el más mínimo atisbo de sentido crítico por parte de los creyentes, que se limitan a copiar, pegar y creer sin más. Pero resulta que cuando uno indaga un poquito se encuentra con que la historia cambia de forma drástica y la «irrefutabilidad» deja de ser tal. Veamos primero la historia tal y como lo cuentan en el 90% de los sitios.

La versión magufa

Resulta que, una noche de Octubre de 1973, dos trabajadores de un astillero (Charles Hickson, de 42 años y Calvin Parker, de 19) se encontraban pescando en un muelle del río Pascagoula, Mississippi. De repente, escucharon un zumbido detrás suya y vieron luces y, al girarse vieron una nave con forma de cigarro de 30 a 40 pies (entre 9 y 12m.) de largo y de 8 a 10 pies (2,4 a 3m.) de alto, levitando a medio metro de altura. De una compuerta de la nave salieron tres criaturas que los capturaron y los llevaron paralizados y levitando hacia la nave. Parker dijo que en ese momento se desmayó, por lo que a partir de este momento, la única fuente es Hickson.
Los alienígenas eran humanoides de alrededor de un metro y medio de altura. Su piel era pálida y rugosa, no tenían ojos y la cabeza salía directamente de los hombros, sin cuello. En la cabeza tenían tres prominencias con forma de zanahoria al frente y a los lados, sus «manos» eran parecidas a pinzas y sólo tenían una pierna o tenían las dos piernas fusionadas.
En la nave les estuvieron examinando durante 20 minutos y cuando terminaron, los devolvieron fuera de la nave y se fueron. Parece ser que, después de recuperarse, llamaron a la Base de la Fuerza Aérea Kessler, en Biloxi. Allí les dijeron que hablaran con el sheriff local, y eso hicieron, después de intentar contactar con alguien del periódico local.
El sheriff, que se ve que era un malvado escéptico, no se acabó de creer la historia y, después de interrogarlos por separado, los dejó juntos en la sala de interrogatorios y fue dejando a los dos hombres solos. Sin decírselo, dejó escondido un micrófono grabando, para poder desenmascarar el fraude. Pero resulta que en la grabación, los dos hombres mantenían la misma historia y parecían realmente afectados.
La noticia se difundió y, para combatir cualquier escepticismo, Hickson y Parker se sometieron a la prueba del polígrafo por consejo de su abogado, Joe Colingo, dando como resultado que estaban diciendo la verdad. Por si fuera poco, a los pocos días, entre la marabunta de periodistas y curiosos que acudieron a Pascagoula, aparecieron J.A. Harder y el idolatrado Allen Haynek. Harner intentó hipnotizarlos, pero no pudo por lo nerviosos que estaban, y Haynek, tras interrogarlos, concluyó que estaban diciendo la verdad.

Lo que debería hacer sospechar sin saber nada más

Vamos a suponer que somos muy vagos y no tenemos ganas de leer nada más. ¿Qué deberíamos pensar de esta historia, tal y como nos la cuentan?
Bien. Empecemos por los alienígenas. En algunos sitios llegan a afirmar que los seres descritos por Hickson y Parker son tan extraños que es imposible que hayan podido inventárselo. Bueno, esto, aparte de ser un desprecio monumental a la inteligencia de ambos hombres es simplemente falso. En la imagen podemos ver un dibujo del ser descrito en este caso junto con dos aliens de película.


El alienígena de Pascagoula (1973), junto a Robby de Planeta Prohibido (1956) y un dalek, de Dr. Who y los Daleks (1966).

Como cualquiera puede ver, no hace falta ser un genio creativo para imaginar al ser de Pascagoula. Un ser sin hombros, con manos en forma de pinza, tres protuberancias en la cabeza… ¿No es sospechosamente parecido a Robby, a un dalek y a mil alienígenas de películas de ciencia ficción de la época?
Ahora, la grabación secreta, la prueba «irrefutable» de que decían la verdad. Vamos a ver. Si uno está siendo interrogado de forma hostil por la policía aislado de su compañero/cómplice para poder detectar contradicciones entre ambas declaraciones y de repente les vuelven a poner juntos y la policía se va dejándolos solos, ¿a nadie se le ocurre sospechar que pueden estar grabándolos? ¿De verdad es tan raro haber visto una película en la que al malo lo pillaban con una grabación secreta? ¿Ese espejo de la sala de interrogatorios no te parece sospechoso?
Finalmente está el veredicto de Harder y Haynek de que la historia era auténtica. James Harder era profesor de Ingeniería Civil e Hidráulica de la Universidad de California, Berkeley y J. Allen Haynek, astrónomo. Sin embargo, no realizaron ningún análisis de ingeniería ni astronómico, sino psicológico, incluyendo el recurso, ya de por sí extremadamente dudoso, de la hipnosis. Vamos, que su opinión sobre la fiabilidad de Hickson y Parker, por mucho que les duela a los fanáticos ufocreyentes, es la misma que la del carnicero de la esquina.

Y ahora, lo que «sospechosamente» todos callan

Si la historia, ya como nos la cuentan, ya despierta dudas y es cualquier cosa menos irrefutable símplemente con aplicar un poquito de sentido crítico, cuando uno se entera de ciertos «insignificantes detalles», lo primero piensa uno es, «si esta historia es irrefutable, ¿cómo serán las dudosas?». Veamos alguno de esos detalles.
Empecemos por la famosa grabación secreta. Supongamos que Hickson y Parker son dos almas cándidas a los que no se les pasa por la cabeza pensar que la policía pueda grabarles una conversación en una sala de interrogatorios y que su conversación es sincera. ¿Qué es lo que dicen realmente? Por suerte, en la omnipresente wikipedia tenemos una transcripción de dicha conversación. Está en inglés, pero no hace falta mucho nivel para entenderla. ¿Qué es lo que dicen? Pues es llamativo que se dediquen a contarse la historia como si el otro no hubiera estado allí. Esto debería hacer sospechar por varios motivos. Si somos muy malos, podemos pensar que estamos ante una actuación y que el micrófono del sheriff no era tan secreto. Si fuéramos nosotros, ¿hablaríamos así? A mí me parece una conversación un poco forzada. Como si se estuvieran dirigiendo a un público en lugar del uno al otro. Pero seamos «buenos» y vamos a suponer que la conversación es auténtica. Esto tampoco la deja muy bien parada. Se cuentan el uno al otro su versión de los hechos una y otra vez. Si tenemos en cuenta que pasaron varias horas desde que sucedió lo que fuera que pasó hasta que llegaron a la policía, es muy probable que durante todo ese tiempo estuvieran hablando de forma similar, alterando los recuerdos del otro e incluso creando recuerdos totalmente nuevos. Es un fenómeno psicológico conocido y que ha dado lugar a varios sonados escándalos e innumerables condenas a personas inocentes. En fin, que la famosa grabación secreta lo único que demuestra es, en el mejor de los casos, que los testigos creían lo que contaban, pero de ahí a que lo que contaban fuera cierto…


Charles Hickson (izda.) y Calvin Parker (dcha.).

Otro detalle que misteriosamente olvidan los ufofílicos es que el muelle en el que supuestamente aterrizó la nave extraterrestre estaba a la vista de dos cabinas de peaje 24h, cuyos trabajadores no vieron nada raro en toda la noche. Lo mismo sucede con las cámaras de seguridad de los Astilleros Ingalls. El lugar estaba grabado pero no se ve ninguna nave por ninguna parte. Tampoco la inspección visual del terreno por la policía e investigadores encontró señal alguna de aterrizaje ni de nada fuera de lo normal. Pero esa parte no la cuentan.
Otra prueba esgrimida a favor de la autenticidad de esta abducción es la prueba del polígrafo a la que se sometieron los dos hombres. Bueno, para empezar, si la aceptamos (que no deberíamos), lo único que probaría es lo que podría probar la grabación: que Hickson y Parker creían lo que decían. Punto. Pero es que resulta que ni eso. El polígrafo es una prueba bastante desprestigiada y se considera muy poco fiable, hasta el punto de que en muchos sistemas judiciales no es admitido como prueba. Por si eso fuera poco, el técnico que administró el test no había completado su formación y no había sido certificado.
También se omite que Hickson (el que no se desmayó), admitió haber estado bebiendo whiskey. Con lo que resulta que el único testigo que permaneció consciente durante todo el rato estaba «alegre».
Pero lo mejor vino algunos años más tarde. Parker se sometió a regresión hipnótica (con la fiabilidad que eso tiene) y se retractó de su afirmación inicial de haberse desmayado. En lugar de eso, «recordó» haber sido examinado por un alien femenino (¿cómo se distinguen los aliens masculinos de los femeninos?) que le clavó agujas en el pene mientras se comunicaba con él telepáticamente. Afirmó también, que diecinueve años después volvió a recibir la visita de la misma alienígena que le contó que Dios existía (el cristiano, por supuesto), que la Biblia era absolutamente verdad y que su especie quería vivir con nosotros, pero que somos demasiado agresivos.
Así, ¿en qué se queda la prueba irrebatible de que los alienígenas nos visitan? En una pareja de pescadores bebidos (y vete a saber si algo más), fantasiosos y muy religiosos, sin más prueba que la del pez que pescaron (sí, presentaron un pez gato como prueba de que decían la verdad).
Ah, y mucho vividor del cuento y mucha alma cándida dispuesta a tragarse cualquier cosa.

Enlaces de interés:

http://en.wikipedia.org/wiki/Pascagoula_Abduction

http://www.ufocasebook.com/Pascagoula.html

http://deep-friedfreethinkers.blogspot.nl/2011/09/skeptical-look-at-pascagoula-abudction.html

http://www.theironskeptic.com/articles/pascagoula/pascagoula.htm

  • Falta un poco de rigor a la hora de refutar casos: estás en lo cierto al afirmar que ni el polígrafo ni una regresión tienen la validez pretendida durante tantos años, pero tachar el caso de fraude porque ningún empleado de las cabinas vio nada o porque las cámaras de seguridad no registraron movimiento alguno, pues en fin… Ahora mismo, en plena gran vía, sabría los ángulos muertos exactos donde enseñar la chorra a las colegialas sin que me pille la pasma, del mismo modo que un empleado de peaje no tiene ojos en la nuca y es fácil mear a 4 metros sin que te vean. Igualmente, es imposible que se encontraran huellas de un aterrizaje porque teóricamente no hubo tal. Finalmente, beber no es pasaporte seguro a un fantástico mundo imaginario lleno de marcianos y platillos volantes.
    La hipótesis de que teatralizaban la conversación pudiera ser, y me parece incluso más plausible que una contaminación mútua del recuerdo, porque desvirtuar una experiencia naturalmente explicable hasta darle semejante apariencia de película de ciencia ficción es sencillamente absurdo, a no ser que estés puesto de maría hasta las trancas, en cuyo caso, me callo.

    http://planckysaliano.blogspot.com.es

  • @ Saliano:
    ¿Vas a comparar la visibilidad de tu gusanito con la de una nave espacial de varias decenas de metros llena de luces y que vuela?

  • Saliano dijo:

    Falta un poco de rigor a la hora de refutar casos: estás en lo cierto al afirmar que ni el polígrafo ni una regresión tienen la validez pretendida durante tantos años, pero tachar el caso de fraude porque ningún empleado de las cabinas vio nada o porque las cámaras de seguridad no registraron movimiento alguno, pues en fin… Ahora mismo, en plena gran vía, sabría los ángulos muertos exactos donde enseñar la chorra a las colegialas sin que me pille la pasma,

    …ya, y te mide

    de 30 a 40 pies (entre 9 y 12m.) de largo y de 8 a 10 pies (2,4 a 3m.) de alto

    ¿verdad? ;-)

    del mismo modo que un empleado de peaje no tiene ojos en la nuca y es fácil mear a 4 metros sin que te vean. Igualmente, es imposible que se encontraran huellas de un aterrizaje porque teóricamente no hubo tal.

    No, hubo dos personas que se pusieron a levitar a medio metro del suelo.

    Finalmente, beber no es pasaporte seguro a un fantástico mundo imaginario lleno de marcianos y platillos volantes.

    No, pero ayuda :-)

    La hipótesis de que teatralizaban la conversación pudiera ser, y me parece incluso más plausible que una contaminación mútua del recuerdo, porque desvirtuar una experiencia naturalmente explicable hasta darle semejante apariencia de película de ciencia ficción es sencillamente absurdo, a no ser que estés puesto de maría hasta las trancas, en cuyo caso, me callo.
    http://planckysaliano.blogspot.com.es

    Parafraseando parte de tu comentario, fumar marihuana no es un pasaporte seguro a un fantástico mundo imaginario lleno de marcianos y platillos volantes. Aunque puede hacer complicado explicarle a alguien que ese mundo es imaginario (lo sé porque alguna vez me ha tocado hacerlo).

  • Javi dijo:

    @ Saliano:
    ¿Vas a comparar la visibilidad de tu gusanito con la de una nave espacial de varias decenas de metros llena de luces y que vuela?

    Anaconda, querrás decir…

  • @ Saliano:
    Dime de qué presumes…

  • Interesante intento de refutar un caso extraño, que vamos a decirlo, ciertamente puede ser falso, pero hasta ahora nadie ha demostrado ni su verdad ni su falsedad. Lo que sí es impresionante es que para desvirtuarlo, y viendo que el escritor realmente no tiene de donde agarrarse, se pone a especular y darle «una nueva mirada» básicamente en base a sus propias interpretaciones de los hechos. Evidencia? Ninguna, nuevos antecedentes? Ninguno, sólo una segunda lectura de un caso que no domina ciertamente, y que simplemente sirve de gatillante a sus prejuicios.

    Y por cierto, como suele ocurrir con los «escépticos súper intelectuales» escriben un larguísimo texto tratando de elaborar, por extensión, sus explicaciones, dándose la oportunidad que entre más escribe más probable es que nos convenza, pero aquí no alcanza ni para el arranque.

    Este tipo es un triste.



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